Uno de los mejores momentos de mi vida. Vivir Tu calorro en directo, en el Estadi Olímpic, con Estopa dejándose el alma. Una postal inolvidable: casi 60.000 personas vibrando al unísono. De libro… si no fuera por los cerca de 55.000 móviles que sobresalían por encima de las cabezas, empeñados en inmortalizar no solo ese instante, sino prácticamente todo el concierto.
Hoy, si no lo publicas, parece que no lo hayas vivido. El recuerdo ya vale más que el momento; la prueba, más que la emoción. Antes uno iba a un concierto –o a cualquier otro evento– y se llevaba la voz rota y una historia que contar. Ahora, decenas de vídeos que probablemente no se vuelvan a reproducir. Quizá ha llegado el momento de preguntarnos si, en nuestra obsesión por conservar el instante, no estamos dejando de disfrutarlo.