Antes, en Ivars, la báscula municipal la teníamos enfrente de mi casa, así que desde el balcón veíamos su actividad. En 1997 se detenían sobre ella camiones cargados de cerdos que no podían ser vendidos. Los pesaban antes de sacrificarlos para que sus propietarios pudieran ser indemnizados. Había estallado la Peste Porcina Clásica (PPC).
Ahora otra peste, la Peste Porcina Africana (PPA), pone en aprieto a las granjas que cobijan en Catalunya hasta ocho millones de cerdos y son la principal industria alimentaria. Se detectó el virus el hallar jabalíes muertos en Collserola. El jabalí, cerdo silvestre, ha triplicado en una década su presencia en Catalunya. Hay más de 250.000 ejemplares.
Las hipótesis son que un jabalí comió un bocadillo arrojado a una cuneta, o que un virus salió de un laboratorio. Algo diminuto provoca una crisis enorme.
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