En su primera visita a Tarragona, tuve ocasión de hablar con el comandante del portaaviones John F. Kennedy. Era impresionante aquella mole de hierro con 5.000 marines a bordo. El comandante me dijo: la fuerza de un portaaviones está en los misiles que no dispara. Es decir: en meter miedo con su sola presencia.
El Estado amenazó con la aplicación del artículo 155. Ya tenemos aquí este portaaviones constitucional, pero no da miedo a aquellos dirigentes que se toman cualquier castigo como futuros galones en su guerrera. Si no temen a las 700 empresas que se han ido, ni a la cárcel, ¿van a temer que se les destituya? La táctica del miedo por sí sola será inútil si Rajoy no pone alguna propuesta política sobre la mesa. No para convencer a irreductibles, sino para que puedan argumentar los demás.