Los necesarios puentes de madera

Cruzando una de esas largas autopistas en Francia que atraviesan bosques históricos, cada cierto número de kilómetros, hay un puente de madera siempre idéntico que une los dos lados de la carretera. En el puente hay siluetas de animales salvajes hechas de madera más oscura: jabalíes, corzos, ciervos. no son para personas, son puentes para los animales. Para evitar que mueran cruzando la autopista. ¿Cómo saben los animales que esos caminos son para ellos? Funciona. Los animales han entendido, no sé si de inmediato o con el tiempo, que ese es el camino que les salva la vida. Me pregunto cuántos puentes —cuántas posibilidades de unir, de salvarse— están a disposición de los humanos, y nosotros no los vemos. No los queremos ver, no creemos en ellos. Cuántos caminos para evitar la destrucción, la catástrofe, la progresiva ruina que hemos creado. ¿Dónde están los puentes de madera con nuestras siluetas? A diferencia de los corzos, los ciervos y los jabalíes, nosotros cruzamos la autopista por el asfalto, esquivando automóviles a toda velocidad, incapaces de construir un maldito puente de madera que nos salve.