Nosotros los irrecuperables

Si bien se mira a la Historia, aunque no haya forma de mirarla a la cara sin sonrojarnos por delegación, nos damos cuenta de que a nadie le han tocado unos buenos tiempos para vivir. Ni siquiera la llamada «bella época» fue bella más que para unos pocos. Gente frívola y afortunada. Estaban contentos porque aún no se hablaba todos los días del Fondo Monetario Internacional y en cambio se empezaba a hablar a todas horas de fútbol. La felicidad posible consiste en desentenderse. La receta machadiana de tener una buena salud y la cabeza vacía jamás estuvo al alcance de todos, aunque haya más tontos que ventanas. Europa entera está convaleciente y el mar es una fosa común, pero nuestros políticos amenazan con la defunción de la esperanza, que en estos casos es lo primero que se pierde. «España no recuperará hasta el año 2017 la riqueza perdida en la crisis». Esa es la más lúgubre noticia, no el espectáculo de la detención de Rato, por estafar a la media España que aún no había sido engañada. Puede que un par de años no sea nada en la vida del Señor, al menos eso dicen los místicos, pero son muchísimos para los que tenemos los días contados. Que no nos vengan con cuentos.

De momento, el FMI teme un nuevo frenazo con marcha atrás de la economía nacional a partir de 2016.

En la inservible opinión de los sabios económicos solo podremos levantar la cabeza cuando transcurran dos y se haya repuesto la Europa que convalece y estén olvidados, en sus tumbas de espuma, todos los africanos que se ahogaron al llegar cerca de nuestras playas, que empiezan a estar repletas. Todavía no hay que pagar por una entrada en la arena, que dicen que es innumerable porque nadie ha contado, grano a grano, su minuciosa cifra. En cambio, el Fondo Monetario Internacional (FMI) sabe que solo Portugal, Eslovenia, Finlandia, Italia y Grecia tardarán más en restablecerse. Como yo soy bueno en el fondo, me alegro de que mis compatriotas no sean los últimos en recuperarse. Ustedes que lo vean.