Al depositar en la urna nuestra papeleta electoral en unas elecciones, estamos ejercitando un acto que con anterioridad hemos reflexionado y determinado con libertad, con información suficiente para obtener datos y tomar la oportuna decisión.
Dudar es bueno, se puede votar por tradición miedo o emoción, cuesta elegir, la decisión correcta es difícil. No se tienen dudas en lo que no se quiere.
Las posibles alianzas traen consecuencias que se deben sopesar, producen frustración, incertidumbre, incoherencias, cansancio, hartazgo, aburrimiento y además quedamos a expensas de las decisiones a posteriori de nuestros elegidos.
Las certezas absolutas son peligrosas, no existen, pero en cambio se puede examinar el trabajo realizado durante la etapa anterior.
Nos toman por votos, olvidando que somos ciudadanos responsables y que por mucho que los canales de información nos atropellen, la capacidad de decisión es solamente nuestra.
Visitación Juárez Laiz
(Tarragona)