Pipiolos con petate y fusil

02 enero 2020 11:37 | Actualizado a 02 enero 2020 11:39
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Si con 18 años me hubieran dado un petate y un fusil de asalto cetme y me hubiesen mandado de maniobras  a Melilla, lo mismo habría salido huyendo y me habría pasado media mili arrestado o pelando patatas. Me libré del servicio militar obligatorio por los pelos: cuando ya me veía vestido de camuflaje, en 2001, el Gobierno lo suprimió. Por si acaso, tenía en mente hacerme objetor de conciencia, no porque tuviera conciencia, sino por no pasarme nueve meses lejos de casa compartiendo letrina con otros reclutas pipiolos. Casi 19 años después, un general en la reserva dice en un artículo en la revista de la  Academia Militar de Zaragoza que echa en falta «el respeto a las leyes y el sentido y el valor de la disciplina» que la mili aportaba a los jóvenes. Yo ya tiemblo por si su mensaje cala y se reabre el debate de la vuelta de la mili con carácter retroactivo.

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