El referéndum para la independencia de Catalunya tiene el anuncio de fecha y de pregunta. El anuncio. El matiz es importante porque el Govern no ha dado todavía ningún paso efectivo que signifique la ruptura de la legalidad vigente y, por tanto, el Gobierno central ni la Fiscalía no tienen ningún hecho efectivo en el que fundamentar los también anunciados recursos. En definitiva, ayer asistimos a un nuevo episodio de este combate de esgrima en el que se han enzarzado los dos gobiernos, el central y el autonómico. También tal como se preveía, El president Carles Puigdemont anunció que la fecha fijada para la celebración del plebiscito será el 1 de octubre, domingo, y la pregunta rezará del siguiente modo: «¿Quiere que Catalunya sea un Estado independiente en forma de República?». El redactado será en catalán, castellano y aranés. La escenificación de ayer en el Palau supone ascender un nuevo peldaño en la escala del desafío al Gobierno central que sigue sin modificar en absoluto su estrategia basada estrictamente en la respuesta judicial. Sorprrende, no obstante, que desde el PP preparen una campaña a favor del no, hecho contradictorio contra la política del Gobierno que da por sentado que el referéndum no se celebrará. Si es así, ¿por qué desde el partido que sustenta al Ejecutivo se difunden eslógans para participar en el plebiscito? ¿No sería más coherente abrir una negociación política que evitara situaciones que podemos lamentar?