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Química y energía, palabras mayores

La carta de la directora

05 noviembre 2022 19:14 | Actualizado a 06 noviembre 2022 06:00
Núria Pérez
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El conseller d’Interior de la Generalitat, Joan Ignasi Elena, alcaldes y la principal entidad del sector químico en la demarcación, la Associació Empresarial Química de Tarragona (AEQT), aseguran que el simulacro de accidente del pasado miércoles fue un éxito de participación y de implicación. Y, a tenor de los primeros datos, así lo parece. Las 20 sirenas que tenían que avisar a la población de la supuesta fuga de cloro funcionaron. El 112 recibió 54 llamadas durante el ejercicio, una cifra considerada menor teniendo en cuenta los vecinos implicados, 65.000.

El 70% de la población que debía confinarse recibió la alerta en el móvil, gracias al sistema de alertas geolocalizadas estrenado por primera vez en Catalunya en esta prueba. Y quienes querían inmortalizar el momento se percataron de que hasta que el aviso no se lee y se da a «aceptar» no se puede utilizar el teléfono para hacer fotos, vídeos, llamadas o navegar por las redes sociales. Minutos después de finalizar la simulación ya se habían respondido 700 encuestas de valoración y al día siguiente, 1.200.

Las únicas incidencias reconocidas son que en una zona concreta de Torreforta falló la recepción de los SMS y que los primeros mensajes se recibieron en inglés, cuando la idea es que el aviso llegue en el idioma en el que esté configurado el teléfono.

A pie de calle, los periodistas, y fotógrafos del Diari implicados en la cobertura de la noticia, también constataron que el mayor simulacro realizado en Catalunya se saldó, de entrada, con buena nota. Pero la satisfacción inicial por el resultado del ensayo, al que se han dedicado muchos recursos en preparación y difusión, no es excusa para olvidarse del tema hasta el próximo simulacro, anunciado para el año que viene en el polígono norte.

La satisfacción inicial por el resultado del simulacro químico de esta semana no es excusa para olvidarse del tema hasta el próximo ejercicio, anunciado para el año que viene en el polígono norte

Vecinos del centro de Tarragona, expresaron en las horas posteriores a la prueba, que creían que se les debería haber incluido en el ejercicio. Protecció Civil respondió que en el accidente simulado el miércoles la nube tóxica no hubiera llegado al centro de la ciudad y que, por tanto, la población no debería haberse confinado. Pero la distancia física y el comprensible argumento de que no es necesario generar una alarma innecesaria no debe ser el único factor a tener en cuenta en la definición de la población afectada por un presunto incidente. La movilidad entre barrios de Tarragona y entre municipios de la demarcación por motivos de estudio, trabajo, compras u ocio debe llevarnos a definir una segunda corona de información, que no de confinamiento, en este tipo de ejercicios.

Conocer los protocolos de actuación en caso de accidente es necesario, pero más importante es su prevención. A su manera, lo recordaba Antonia García, el miércoles, en un supermercado de La Canonja. «Me he puesto un poco nerviosa», decía, y sentenciaba: «Venimos de dónde venimos». Indirectamente aludía a la explosión de un reactor de Iqoxe el 14 de enero de 2020, día en que, por cierto, no sonaron las sirenas.

La tragedia (fallecieron tres personas) nos recordó que somos vulnerables. La compañía química opera al 100% desde el pasado enero, pero no volverá a fabricar el producto que se elaboraba en el reactor que estalló. Iqoxe ha cifrado en 40 millones de euros el coste de las diferentes medidas de seguridad que ha implantado, incluida la reparación de las instalaciones devastadas por el accidente. Es cierto que el Govern invertirá este año 1,1 millones de euros en el renovado Pla de Seguretat d’Emergència Química de Tarragona (Plaseqta). Ya se han instalado 56 sensores de tóxicos, y se prevén colocar hasta ocho sirenas más. Pero lo que más nos impactó de la explosión de hace ya casi tres años es que el vecino de Torreforta que murió estaba tranquilamente en su casa cuando una placa de una tonelada de peso entró disparada por la ventana del piso superior tras recorrer 2,6 kilómetros. Y en este tiempo poco más se ha hablado de cómo evitar que algo así pueda repetirse. Si el objetivo es la tranquilidad de la población, hacen falta simulacros con más frecuencia, más pedagogía y transparencia, pero, sobre todo, más prevención.

Energía, realismo y valentía

La Química ha sido también protagonista esta semana de un debate crucial a nivel global y a nivel local: el energético. El Diari organizó el jueves un coloquio con la consellera d’Acció Climàtica, Teresa Jordà, y otros dos expertos: Antoni Cavallé, presidente de Anatrac, y Marc Segura, presidente de la Comissió d’Energia de la Cambra de Comerç de Reus.

Si la Administración se muestra tan prudente a la hora de autorizar instalaciones eólicas, perderemos un nuevo tren: el del hidrógeno verde

El debate sirvió para constatar cuatro evidencias. La primera: Catalunya ha perdido dos décadas en materia de energías renovables (la consellera había reconocido un día antes en el Parlament que dejábamos atrás diez años de sequía de proyectos, pero en el Diari asumió que eran muchos más). La segunda: a pesar de que Teresa Jordà considera un paso adelante la autorización de 100 megavatios (MW) de energía eólica este 2022, a ese ritmo, las empresas no dispondrán de la energía verde necesaria para alcanzar la neutralidad en carbono en 2050. Maria Mas, directora gerente de AEQT, fue contundente.

«No tenemos ni tendremos energías renovables para hacer esta transición, por rápidos que seamos en la implantación, no nos engañemos». Los números lo corroboran. Actualmente el sector químico de Tarragona consume 40 MW de electricidad. Para pasar de los fósiles a las renovables, necesitarán 160 MW (cuatro veces más) en ocho años. La tercera evidencia: la producción eléctrica tiene que repartirse mucho más por el territorio. En el sur de Catalunya concentramos un 42% de la producción mientras en Girona apenas llega al 3%. Y la cuarta constatación: con parques fotovoltaicos de 5 MW y autoconsumo solar no tendremos la electricidad necesaria para nuestra actividad económica ni para nuestro día a día.

No todo es negativo. Hay oportunidades. Con el biometanol, la biomasa y el hidrógeno. En este último caso, Repsol, Enagás o Carburos Metálicos, se han alineado para invertir 230 millones de euros en la mayor planta de hidrógeno verde de España. El megaelectrolizador de 150 megavatios previsto es el más destacado de los 73 proyectos de inversión presentados en el marco del Valle del Hidrógeno de Catalunya.

Pero si la Administración se muestra tan prudente a la hora de autorizar instalaciones eólicas, perderemos un nuevo tren. En este ámbito podríamos figurar entre los líderes con el polo petroquímico más importante del sur de Europa como principal motor. De seguir así, la transición energética nos la harán desde fuera. Si es que no nos la están haciendo ya.

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