Referéndum o referéndum es el amplio abanico de posibilidades que ofrece Puigdemont invocando a la diosa Democracia contra la diosa Constitución.
El referéndum, sin embargo, es la forma más imperfecta de democracia porque solo permite responder sí o no, y en la vida las cosas no son blanco o negro. El personaje del chiste reclamaba tres opciones: sí, no, y lo que diga mi mujer.
Un problema del referéndum es que exige respuestas simples a cuestiones complejas. Y algunas lo son mucho, pues no es lo mismo votar sobre el tranvía de la Diagonal que hacerlo sobre una ruptura histórica que no se sabe qué consecuencias va a tener.
La Generalitat argumenta la voluntad mayoritaria de la sociedad y se apoya en que en poco tiempo se han recogido medio millón de firmas a favor del referéndum. Son muchas, pero no lo veo tan difícil considerando que para salvar a la vaca Margarita se recogieron 170.000.