En 1939 los tanques rusos invadían Finlandia. En 1956 los tanques rusos se plantaban en Budapest. En 1968 los tanques rusos se plantaban en Praga acabando, de momento, con la primavera de Praga y llevando al país directamente al invierno sin pasar siquiera por el verano y el otoño. En 1979 los tanques rusos invadían Afganistán. En 2014 se anexionaban Crimea. Y en 2022 los tanques rusos invaden Ucrania.
Dimite el director musical del mítico Teatro Bolshói de Moscú. Y dimite también la representación rusa en la Bienal de Venecia. Por lo visto al presidente Putin le gusta la cultura del tanque. No está por el maravilloso ballet ruso que tuve el placer de presenciar en dicho teatro al principio de la apertura rusa. Putin no está por el lago de los cisnes. Putin está por el lago de los tanques, lógicamente anfibios en este caso. Rusia tiene, por lo que se ve, un problema histórico de tanques, pero sus países vecinos, desgraciadamente lo tienen mucho mayor.
Putin en Ucrania está intentado la cuadratura del círculo, vicioso evidentemente, que consiste en crear una nueva figura del Derecho Internacional. En efecto. Patrocina, anima y protege dos repúblicas independientes a segregar de Ucrania que, de momento, no reconoce absolutamente nadie ni siquiera Nicolás Maduro y que son Donetsk y Luhansk. Y las reconoce como tales debido a que, según dice, el estado de Ucrania es un estado opresor tan grande que, dicen él y los suyos literalmente, que hay ir con tanques para «desnazificarlo».
Y aparte de la triste paradoja que representa para Ucrania que la acusen de nazi, ella que sufrió enormemente las matanzas y desmanes de los nazis de verdad en la segunda guerra mundial, ahora se encuentra invadida, atacada y con bajas de todo tipo y condición. Y aquí viene el invento internacional del presidente ruso y es el que me atrevería a denominar «las repúblicas independientes-dependientes». Son regiones que se autodeclaran independientes debido a un estado opresor, según ellas, pero que van a depender de otro estado tanto militar como económicamente y tal vez incluso ideológicamente. Pero esta situación representa la mitad del invento. La otra mitad es que por si esto no fuera poco, en este caso Ucrania, como es el estado opresor y se debe «desnazificar» es invadido con todo y de todas partes con lo cual el objetivo final es que pase a depender también del presidente ruso. Por lo tanto el invento internacional de Putin es casi un milagro ya que pasaría de no tener nada a tener la dependencia «sincera» de tres repúblicas. Las dos autoproclamadas y la desgraciada matriz.
Tal vez sería un buen tema para que la Cátedra de Derecho Internacional de la URV del doctor y amigo Pigrau, del que tan buenos recuerdos tengo, por cierto, junto al doctor Vernet, de cuando formamos parte de la Comisión Gestora de creación y organización de la Facultad de Ciencias Jurídicas, hace tantos años. Tal vez, digo, sería un tema novedoso a estudiar. Sin perjuicio de que el notario y también amigo Martín Garrido, cuando todo esto se tranquilice, nos pudiera orientar también sobre cómo queda todo ello in situ en uno de sus viajes lejanos.
Y en medio de todo ello en Rusia se construye un relato totalmente mediatizado de una guerra limpia, edulcorada, sin ataques ni muertos y sin el sufrimiento de tantos cientos de miles de desplazados. Y así se podía ver por televisión unos soldados ucranianos presos de los rusos, pero con ropa limpia, duchados y afeitados y con un móvil hablando, que según decía Rusia, estaban hablando con sus familias para decirles que se encontraban bien. Vamos como cuando se va de excursión y llamas para decir que has llegado y que te vas a cenar y a la cama. Se habla básicamente de una operación de liberación de Ucraina. Pero en los terrenos conquistados nadie les pone claveles en sus fusiles. Y por cierto hablando de desplazados y siguiendo con su extraño ideario Rusia propuso hace pocos días seis corredores humanitarios de los que cuatro acababan en la propia Rusia o Bielorusia que es lo mismo. Estas soluciones están en la línea del 3 x 1 para las repúblicas independientes- dependientes. No sé que hubiera opinado Putin si cuando los nazis de verdad invadieron Rusia durante la Segunda Guerra Mundial, hubieran propuesto corredores humanitarios para que los rusos civiles pudieran salvarse pero que acabaran en Berlín.
En todo caso el presidente Putin propone un alto el fuego inmediato si Ucrania reconoce inmediatamente las dos repúblicas independientes-dependientes, la anexión de Crimea a Rusia y que Ucrania se declare neutral cambiando incluso su Constitución vigente, que no es poco, ya que debe ser difícil firmar un cambio constitucional sin ni siquiera votarse. Se ve que el Presidente Putin es un personaje extremadamente resolutivo sobre todo si sus armas siguen apuntando y sobre todo disparando a la otra parte negociadora.
El título de este artículo «Putin contra el mundo», seguramente ya quedaría justificado con lo que se ha escrito hasta aquí. Pero es que además debe interpretarse literalmente ya que la Asamblea General de la ONU, en sesión extraordinaria convocada al efecto el pasado día dos, condenó por mayoría aplastante la invasión rusa de Ucrania de tal forma que a favor de Rusia¡, a parte de ella misma y Bielorusia, sólo votaron de todo el mundo Corea del Norte, Eritrea y Siria. Se cree que con estos nombres està dicho todo.
Hay que ayudar en lo que se pueda. Y es así que hace pocos días llegaron los primeros refugiados y en Benicàssim los alojaron en un albergue denominado Argentina. Evita Perón cantaba en su musical «no llores por mi Argentina». Pero nosotros sí lloramos por Ucraina. Que Dios os bendiga.