Una administración local más eficaz

Las elecciones municipales deberían facilitar una reflexión de fondo sobre la situación de nuestra administración local, constituida por la friolera de 8.122 ayuntamientos, de los que unos 7.000 tienen menos de 5.000 habitantes. En toda Europa, existe una tendencia a concentrar política y administrativamente los municipios. Grecia y Portugal, países intervenidos con la crisis, ya lo han hecho como una elocuente medida de ahorro. Porque no tiene sentido mantener un esquema como el español en el que la gran mayoría de los entes municipales son perfectamente inútiles porque, por su tamaño, carecen de recursos y de medios para cualquier iniciativa. Y ésta es la razón de la pervivencia de las diputaciones, entes administrativos provinciales que deben atender las necesidades de las pequeñas localidades. La reforma pendiente pasa -es de sentido común- por la eliminación de los ayuntamientos más pequeños y la creación de las mancomunidades necesarias. Y a continuación, aclarar de una vez el papel de los consells comarcals y de las diputaciones, que constituyen un absurdo y caro doble nivel administrativo que no se justifica. Todas las reformas requieren una dosis de valentía, pero no hay más remedio que emprenderlas a fondo. Con la crisis se han aplicado recortes importantes en las administraciones, pero la maraña institucional permanece intacta. ¿Es que acaso temen perder los partidos sus canongías para colocar a los adictos?