Aeropuerto e infraestructuras

Hay que seguir trabajando para lograr nuevos impulsos en el aeródromo. La reivindicada Estación Intermodal es una prioridad

16 diciembre 2019 08:51 | Actualizado a 16 diciembre 2019 09:16
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No es ninguna novedad que el espacio urbano con el que convivimos a diario nos preocupa. Y mucho. Que si una calle es deficiente y se inunda cuando llueve, si le falta luz, si carece de mobiliario urbano... Por todo ello, no me extraña que la propuesta más votada por la ciudadanía dentro del Pla d’Acció Municipal (PAM) haya sido la de potenciar los parques y las zonas verdes de la ciudad. Entre los proyectos que ésta incluye, por ejemplo, está la reforma del Parc Sant Jordi.

Quizás ya no es tan habitual que en un proceso con más de un centenar de propuestas figure en el top 12 la necesidad de impulsar y coordinar proyectos con visión metropolitana. Sin duda, un resultado fruto del cansancio generalizado por las carencias que arrastramos y un importante aviso para la clase política. Tanto la local, para que trabaje unida y sin disputas internas para beneficio del territorio, como para la que gobierna lejos del Camp de Tarragona. 

Son muchos los proyectos e infraestructuras estratégicas que todos los años conforman la agenda política pero que no avanzan con la rapidez deseada. Algunos, incluso, parecen totalmente descartados a pesar de su gran importancia. Me refiero a la archireclamada Estació Intermodal proyectada al sur del Aeropuerto de Reus, junto a la autovía T-11. Su caso, seguramente, es el más paradigmático de todo lo que ha ocurrido durante estos últimos años de compromisos incumplidos. Su construcción hace años que está descartada por parte del Gobierno Central. Y eso que las obras fueron licitadas y se empezaron los trabajos de movimiento de tierras. 

Del resto de proyectos ‘marginados’ en materia de conectividad por las administraciones se dio buena cuenta en las pasadas jornadas que la Cambra de Comerç de Reus llevó a cabo con los entonces candidatos que se presentaron a las generales por Tarragona. Pero de todos ellos, me gustaría centrarme en uno de las más estratégicos: el Aeropuerto de Reus.

La infraestructura ha sido noticia esta semana con la publicación de los pasajeros que han pasado pos sus instalaciones. Cifras que pueden tener una doble lectura. La positiva, que en el acumulado de 2019 ya se ha superado el número de los viajeros de todo el año anterior. Una gran noticia, ya que por tercer año consecutivo se superará el millón de pasajeros (1.018.889 en 2017 y 1.037.765 en 2018). 

Por otro lado, la vertiente negativa sería que el pasado mes de noviembre fue el peor de los últimos ocho años influenciado, eso sí, por la quiebra de Thomas Cook. No obstante, considero que los más preocupante es la evidencia de la acentuada estacionalidad del aeropuerto. Y eso, a pesar del buen trabajo realizado por la Taula Estratègica de Promoció de l’Aeroport, clave para entender la diversificación de aerolíneas y que la temporada de verano tenga vuelos hasta el mes de noviembre. 

Pero el Aeropuerto de Reus necesita más. Las espectaculares obras que están en marcha en el edifico Terminal o la capacidad de la pista de aterrizaje no son suficientes. Y eso que en su día me explicó un experto en la materia que la pista está preparada para acoger aviones de todos los tamaños y vuelos intercontinentales si el ‘efecto’ Hard Rock lo requiere.

Una de las cuestiones más reivindicadas, precisamente, es lograr el traspaso de las competencias para que organismos como la mesa estratégica tengan mayor poder de decisión. O sea, más peso para el territorio y menos desde Madrid. 

Otra de las peticiones más incisivas pronunciadas estos últimos tiempos a Aena, sobre todo desde el sindicato UGT, es que el aeródromo permanezca abierto las 24 horas del día para poder acoger más vuelos. Y después, está todo lo relacionado con su interconexión con el resto de transportes –lo que sería el proyecto de la Intermodal–.

La ‘cuarta pista’

En este último caso el tiempo apremia. De hecho, los planes de las administraciones nacional y estatal parecen claros y pasan por convertir el Aeropuerto de Girona-Costa Brava como la cuarta pista del de Barcelona, próximo a colapsarse. Por lo tanto, es un buen momento para trasladar los históricos acuerdos alcanzados por los principales municipios de la zona en materia ferroviaria y de infraestructuras y ponerlos a trabajar de nuevo.

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