«Construyo mis propios aviones desde el año 82»

Alfonso Hernández. Acaba de terminar, él solito, su séptima avioneta tras dos años de arduo trabajo. Albañil de profesión antes de jubilarse, su gran pasión siempre ha sido la aeronáutica

17 junio 2018 16:21 | Actualizado a 17 junio 2018 16:29
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Alfonso Hernández ya ha perdido la cuenta de las horas que lleva invertidas en su principal pasión: construir aviones. Y no es para menos, ya que en los últimos 36 años él solito ha fabricado y pilotado siete aeronaves. La última la ha terminado hace pocos días y ya ha pasado todas las pruebas. De hecho, sólo le falta el certificado definitivo que otorga Aviación Civil para que empiece a volar.

«Construir un avión no es sencillo pero con esfuerzo y dedicación todo el mundo puede lograrlo», asegura Alfonso, de 73 años, y que antes de jubilarse trabajaba como albañil. Un hecho que quiere subrayar porque, afirma, «demuestra que no es necesario estar licenciado en ingeniería aeronáutica». En su caso, fue el aeromodelismo lo que despertó su pasión por los aviones en 1978. «Construyo mis propios aviones desde el año 82. Me gusta mucho todo el proceso de fabricación, ensamblaje de las piezas y puesta a punto del motor», explica subido en su nueva creación, que ha bautizado con el nombre de Seven. Aún así, reconoce que «el momento más especial es siempre cuando sales a volar por primera vez».

En estos momentos, la avioneta descansa en uno de los hangares del Aeroclub de Reus junto a otras aeronaves que también llevan su sello. Las otras las fabricó para sus socios o las vendió tras cuatro años (el tiempo mínimo que marca la ley) como ocurrió con la avioneta Crazyhorse, una pieza de gran potencia que ultimó en el año 2009. Uno de los modelos, además, que le han ayudado a ganar premios a nivel europeo de constructores amateurs.

Es el caso de Seven, se trata de una avioneta RV-7SL en la que ha invertido dos años, trabajando una media de seis horas diarias en el parking, que tiene en su casa de Cambrils. No obstante, recuerda que el reto más importante fue la primera que construyó hace más de 30 años. En ella invirtió cuatro.

Un viaje lo cambió todo

La historia de Alfonso Hernández y su relación con la construcción de aviones surgió de su viaje a Estados Unidos en 1982 para presenciar un gran festival de constructores amateurs en el que se exponían 11.000 avionetas.  Una visita que realizó tras ojear una revista sobre aviación y comprobar que una persona había montado su propio avión. 

Del viaje regresó con todas las piezas necesarias, desde el motor a las alas, para construir su primera avioneta. «Todo ha cambiado mucho desde entonces, sobre todo en lo que se refiere a la mecánica del motor y la instrumentación», expone, mientras recuerda cómo en aquella época se comunicaba por carta  con el ingeniero americano.

Actualmente, poco queda de todo aquello. Según explica, ahora el proceso, salvando las enormes diferencias, se asemeja más a la construcción de un mueble de Ikea. «Las piezas las vas encargando por Internet y te llegan de forma periódica y con todas las instrucciones que hay que seguir», concluye.    

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