El Reus después del coronavirus

La mirada ganxeta. Todos los sectores trabajan para afrontar el futuro. El consistorio prevé grandes pérdidas económicas

06 abril 2020 11:40 | Actualizado a 26 abril 2020 11:58
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Domingo de Ramos en confinamiento y sin palmas ni palmones. Ésta es una de las interminables anomalías que nos está dejando estos días el paso del coronavirus. Y que sin duda irá a más, ahora que ya sabemos que el estado de alarma se alarga (de momento) hasta el 26 de abril.

Así pues, para esta Semana Santa nos espera aguantar en casa y salir para sacar la basura o realizar la compra semanal. Por cierto, uno ya no sabe qué hay de cierto en el uso de las mascarillas cuando vas por la calle. La situación ha llegado a tal extremo que me parece que ya se han creado dos bandos: con mascarilla o sin mascarilla.

En un nuevo y sorprendente cambio de rumbo, ahora el Gobierno considera necesario su uso para contener la expansión de la Covid-19. Se trata de una rectificación preocupante. Primero por todo el tiempo perdido, pero sobre todo porque su obligación es que todo el mundo disponga de una.

Buena nota debería tomar también el Gobierno, y el resto de países, del artículo que publicaba La Vanguardia del historiador y filósofo Yuval Harari sobré cómo afrontar los días futuros. En ‘El mundo después del coronavirus’, el autor reflexiona sobre cómo los países deberán «elegir entre vigilancia totalitaria y empoderamiento ciudadano y entre aislamiento nacionalista y solidaridad mundial».

El artículo también da por hecho la llegada de una de las mayores crisis de nuestro tiempo a todos los niveles. Que esto será así ya pocos los ponen en duda. La preocupación es más que evidente y pasa, precisamente, para descifrar a nivel local como será Reus después de superar el virus.

300 empresarios se reunieron de forma virtual para estudiar posibles medidas 

La semana pasada, más de 300 empresarios estuvieron participando en la jornada virtual organizada por la Cambra de Comerç de Reus para abordar posibles medidas a tomar. El comercio es otro de los sectores repleto de incertidumbres. De momento, Unió de Botiguers ha editado un listado de las tiendas abiertas y de los servicios que ofrecen. Para no acabar detallando todas las profesiones sí que mencionaría al Ayuntamiento de Reus, del cual hemos conocido que por cada mes de confinamiento pierde un millón de euros.

Tras anunciar el tsunami económico que vendrá, el gobierno municipal también convocó el viernes un pleno extraordinario. Fue una accidentada sesión telemática (la primera de su historia) que buscaba ratificar las medidas adoptadas estos días y desatascar dos de los grandes temas que marcan su futuro. Por una parte, aprobar el alquiler de nuevos vehículos de la basura hasta que no se resuelva el nuevo contrato. Y después, modificar una parte del contrato de venta del hospital a la Generalitat tras la negativa de los bancos.

Resulta un tanto malévolo debatir estos días de desprenderse de un hospital cuando más se está ensalzando el capital sanitario que tenemos. Síntoma inequívoco de los buenos profesionales que hay pero de los enfermo que está el sistema y de lo mucho que tendrá que cambiar cuando todo esto termine. Lo que sí parece que no va a cambiar es la profunda brecha que separa el posicionamiento del gobierno reusense con el de la oposición..

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