«El comercio de proximidad tiene futuro, pero las ventas de antes nunca regresarán»

Joana Pérez bajará la persiana de la tienda tras 28 años porque ve inviable pagar el nuevo alquiler, que pasa de 760 a 5.500 € al mes

03 agosto 2019 19:10 | Actualizado a 05 agosto 2019 09:06
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Corría el año 92 cuando en la calle Llovera aterrizaba por primera vez Lacoste. La apertura de la tienda se convirtió en todo un acontecimiento. «Los inicios fueron una locura», resume Joana Pérez, responsable de la llegada de la firma del cocodrilo a la ciudad.

Mucho ha llovido desde entonces, pero si algo no ha cambiado es que Joana sigue al frente del establecimiento. Con otra firma, eso sí. Y es que durante los 28 años que lleva en la calle Llovera ha trabajado 20 de ellos con Lacoste, tres con Macson y, el resto, con su propia marca: ReusParísLondres. De las tres etapas guarda buenos recuerdos, aunque ahora sean más amargos por su situación actual.

El próximo 31 de agosto, y coincidiendo con la iniciativa de les Botigues al Carrer, Joana bajará la persiana de la tienda porque se le acaba el contrato de alquiler y ve inviable las nuevas condiciones. Si bien reconoce que pagar 760 euros al mes está fuera de mercado, los 5.500 euros que le ofrecen ahora los encuentra «abusivos». Sobre todo, añade, porque a dicha cantidad todavía hay que añadirle más gastos como el del personal «si se quiere ofrecer un buen servicio».

A pesar de la tristeza que le provoca el tener que cerrar el local, y de reconocer que las perspectivas del comercio para los próximos años están envueltas en interrogantes, Joana se muestra esperanzada con su viabilidad futura. Pero con matices.

«El comercio de proximidad tiene futuro, pero las ventas de antes de llegar la crisis nunca regresarán», manifiesta. Para esta comerciante con más de 20 años de experiencia «a la gente le gusta más ir a las tiendas y probarse la ropa». Por eso, asegura que si se cambia la mentalidad la venta on line no acabará con la off line. «En mi caso, siempre he intentado ofrecer al cliente un trato personalizado, de calidad y conociendo siempre el producto», declara, sin dejar de mencionar que fue una de las primeras empresarias en contratar a dependientas que tuvieran conocimientos de ruso cuando el cliente de ese país estaba en auge.

Para Joana Pérez, el cierre de la tienda supondrá un fin de ciclo, ya que entre sus planes más inmediatos no pasa el de abrir un nuevo comercio en la ciudad sino el de dedicarse a otros sectores que siempre ha mantenido activos.

El adiós de la Sastreria Queralt

Uno de los cierres más sonados que ha tenido lugar en los últimos tiempos fue el de la Sastreria Queral a finales del año pasado. El histórico comercio de la calle Monterols, con 110 años de historia, bajó la persiana por falta de relevo generacional. Su propietario, Francesc Queralt, explicaba que el cambio de modelo comercial y de la sociedad son los principales factores que están precipitando el cierre de locales de toda la vida.

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