El comercio local de Reus afronta la marcha de cadenas como una oportunidad para crecer

Las entidades esperan rescatar clientes de Inditex y Cortefiel porque «no todo el mundo irá a internet ni se desplazará» y expertos auguran que «Reus no perderá la capitalidad comercial»

22 noviembre 2021 20:40 | Actualizado a 23 noviembre 2021 14:01
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«No todo el mundo dará el paso a internet ni irá hasta Tarragona o a donde sea para comprar una marca que se haya marchado de aquí; puede que algunos sí lo hagan, pero muchos otros comprarán en la proximidad», opina el presidente de El Tomb de Reus, Jacint Pallejà. La decisión de Inditex de cerrar Stradivarius en el Raval de Santa Anna y retirar Zara de La Fira Centre Comercial el próximo enero, y el reciente adiós del grupo Cortefiel –Springfield y, hace poco, Women’secret– al Raval de Jesús para focalizar toda su oferta en la avenida de Sant Jordi no asustan al comercio local. La presidenta de la Unió de Botiguers, Meritxell Barberà, valora que «seguimos teniendo un comercio sólido, con tiendas centenarias, ya estábamos antes de que llegaran las cadenas y eso es lo que nos da particularidad y hace de Reus lo que es».

Coincide con ellos Josep Maria Arauzo, director del Centre de Recerca en Economia i Sostenibilitat (ECO-SOS), catedrático de Economía e investigador del Departament d’Economia de la URV, que expresa que «no pienso que Reus vaya a perder por esto su capitalidad comercial, porque ha vestido su reputación en base al comercio local y no a las cadenas, que en ningún lugar aportan prestigio sino sensación de oferta; el prestigio lo dan los comercios singulares». Ahora bien, «todo dependerá de la respuesta», ya que «a la gente que solía acudir a esas tiendas y que ya no las tendrá, hay que seducirla: quien antes compraba en Zara, si ahora encuentra una alternativa que le guste comprará aquí».

Las cadenas, concreta Arauzo, «tienen una gran capacidad de arrastrar público, y no solo generan sus propias ventas sino también ventas a su alrededor». Pero «también pueden ceder espacio para un tipo de comercio alternativo, para el tendero tradicional que se había visto desplazado por esas cadenas y, en este sentido, su marcha no sería una mala noticia», ya que «al irse ellas, dejan un nicho de mercado que alguien debe ocupar». «Es evidente que el cierre de Zara provocará un choque de oferta a corto plazo, aunque lo que no tengo tan claro es que eso tenga efectos persistentes en el tiempo», añade el catedrático, que se apunta a la frase más repetida entre los comerciantes en los últimos días: «Había vida antes de Zara y la habrá después, incluso en el sentido de que las que se van no son las únicas cadenas con las que cuenta la ciudad». «Quien tenga habilidad para aprovechar la oportunidad que surge de este nuevo panorama, crecerá; y quien no la aproveche, no», dice, y añade que «un tiempo atrás la gente también se quejaba del efecto fagocitador de las cadenas y de que se comían buena parte de la oferta que se localizaba en su entorno».

En cuanto a Inditex, tanto Zara de La Fira –el único de Reus– como Stradivarius del Raval de Santa Anna están incluidos en la lista de 1.200 locales de los que el grupo se desprenderá a nivel mundial entre 2020 y 2022. Vinculado a esto, Inditex pretende ampliar metros de los comercios que mantenga e incorporar en ellos la vertiente ‘online’ que funcionó durante las restricciones Covid y que, bajo su punto de vista, ya ha dado pie a un cambio en lla forma de consumir. Cortefiel, por su parte, apuesta por agrupar las marcas con las que opera en Reus –Springfield, Women’secret y Cortefiel– en La Fira Centre Comercial, donde H&M cerrará en diciembre.

En este sentido, Arauzo explica que «a partir de la pandemia, los hábitos de consumo han cambiado y la gente ha perdido el miedo a comprar por internet». «¿Significa esto que ha perdido este público el comercio del centro? No», añade, y especifica que las tiendas locales «ofrecen una atención personalizada que no significa que el precio sea caro». «Si yo me dedicase al sector, vería esto como una gran ocasión porque es una bolsa de demanda muy importante», concluye el catedrático, que augura que «la gente no se desplazará a otra ciudad por esto» y destaca que «no se trata solo de adquirir un producto sino de salir, pasear, ver cosas, tomar un café y eso uno no dejará de hacerlo porque se pierda una firma, sino que buscará alternativas». Arauzo considera «un error» la decisión de algunas de las cadenas de «llevar al extremo la idea de concentrar el esfuerzo en grandes tiendas que sean escaparates del ‘online’, porque seguramente están desatendiendo mercados que son rentables».

Pero, ¿fue un error, también, dejar el núcleo para ubicarse en La Fira? «Fue un error desconectar urbanísticamente ese núcleo de la ciudad con el núcleo de La Fira», responde el experto, que recuerda que «se habló mucho de cómo enlazarlos pero no se llegó a hacer».

En la misma línea, Pallejà valora que «las grandes firmas hacen números, ven que venden un poco más en internet y cierran tiendas» y recuerda que «cuando Zara cerró en el Raval de Jesús, mucha gente no fue a La Fira; allí ya tuvimos una primera compra que fue al comercio de proximidad». Además, precisa, «al marcharse estos operadores, los precios del alquiler bajan y propician que los negocios locales se puedan instalar en ellos». El presidente de El Tomb apunta otro factor y es que «todos nos estamos dando cuenta de que el ‘usar y tirar’ y el ‘me da igual que no sea de calidad, ya me compraré otro’ no va a ningún lado, y la calidad, la atención, la preventa y la posventa están en el comercio de proximidad». Por otra parte, dice, «la tendencia es que en un futuro prefieras darte un masaje o hacerte las uñas en lugar de comprar una camiseta de esas que no sirven para mucho, y eso también te llevará al centro de la ciudad».

Un centro que, por cierto, y tal como recuerda Barberà, «es muy potente en cuanto a comercio y lo ha demostrado aguantando muy bien la pandemia». «Sabemos que las cadenas se localizan y se deslocalizan según les convenga y no miran por el territorio», añade la presidenta de la Unió de Botiguers de Reus, que cuenta que «la marcha de Zara del Raval sí nos afectó pero no va a ser igual con esto».

Desde el Ayuntamiento, el concejal de Empresa, Carles Prats, incide en que «hace tiempo que trabajamos para reforzar la viabilidad del comercio local como fuente de ocupación y actividad económica con nuevos escenarios sostenibles y verdes», y dice que «queremos impulsar la transformación del modelo comercial de la ciudad y adaptarnos a los nuevos retos». «Tenemos proyectos como Reus Espais Vius o Reus Compra Responsable», añade. La concejala de Promoció, Montserrat Caelles, expresa que «tenemos claro que el reto de futuro, ya iniciado, es la venta omnicanal, complementar la venta física en los locales con la digital», aunque «otro aspecto clave es seguir presentando una ciudad atractiva a ojos de los visitantes profundizando en la puesta en valor con patrimonio, comercio y servicios». Y destaca los Bons Reus o el GastroArt.

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