‘El corral de la Pacheca’ de Reus sigue vacío seis años después del derribo de las naves

El solar es un foco de problemas y los vecinos piden una solución. El Ayuntamiento estudia tapiar la zona

24 octubre 2019 08:47 | Actualizado a 29 octubre 2019 08:46
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Hace seis años que ‘el corral de la Pacheca’, en el barrio Mas Pellicer, se ha convertido en un solar deshabitado, donde solo se puede encontrar runa, residuos y jeringuillas. Todavía queda algún recuerdo de lo que el espacio llegó a ser. «Este cemento sobre el que nos encontramos era el escenario dónde venían cantantes, hacíamos muestras de bailes andaluces y karaokes» explica José Ruiz, que fue presidente de la Casa Cultural Raíces de Andalucía, que se ubicaba en este solar, desde 1991 hasta el 2002, cuando el Ayuntamiento de Reus ordenó su cierre. Según el Boletín Oficial de la Provincia, el local no cumplía con las medidas de seguridad necesarias para desarrollar la actividad. Algo que su expresidente niega rotundamente.

Con la desaparición de la asociación cultural, ‘el corral de la Pacheca’ se convirtió en un foco del chabolismo, en el que vivían una veintena de personas de forma ilegal. El año 2012, el titular del Juzgado de Instrucción de Reus emitió una orden de derribo de las edificaciones que quedaban en este solar de propiedad privada de la calle Mas Tallapedra (entre el barrio Mas Pellicer y la autovía). Unos edificios en malas condiciones, dónde, por aquel entonces, varios vecinos lo definían como un foco de inseguridad por la venda de drogas y prostitución. El propietario de las naves, también había denunciado la presencia ilegal de un campamento de personas de etnia gitana. Las familias fueron redistribuidas en casas del mismo barrio Mas Pellicer.

Sin embargo, después de todas estas intervenciones, el solar sigue siendo, hoy un espacio inseguro, un vertedero en el que la gente va a drogarse. Por el contrario, los vecinos de Mas Pellicer, han perdido un espacio de ocio y cultura popular.

Así lo explica Julia Hinarejos, vecina del barrio, y que pasó su infancia en la Casa Cultural Raíces de Andalucía. «Hacíamos todo tipo de actividades, clases de baile y salidas culturales. Esto era muy bueno para la juventud, que se reunía aquí y no estaba en la calle», asegura.

Julia y José compartieron centenares de buenas vivencias en ‘el corral de la Pacheca’, desde comuniones, salidas culturales o paellas populares. Estas antiguas naves avícolas y masías servían como un espacio de fiestas típicas andaluzas para los vecinos del barrio, reuniendo en ocasiones a más de 300 personas. Se le conocía con este nombre porque parecía el escenario de un conocido programa musical de la Televisión Española de finales de la década de los 70, llamado Cantares. «Era un sitio muy chulo, para los niños era ideal porque salías del colegio y ya estabas allí, los padres también compartían el espacio y estaban tranquilos. Cuando lo echaron nos quedamos sin alternativa», recuerda Hinarejos.

«Moralmente y sentimentalmente hizo daño. Nos dijeron que iban a edificar y esto se ha quedado en nada», explica el expresidente de la asociación, «nosotros nos autosubvencionamos para las actividades y rehabilitamos la casa entre varios vecinos».

Tapiar el solar

«La Pacheca era un sitio de compañerismo, ahora es un sitio de beber y drogarse», señala Pepi, una vecina del Barrio, desde la asociación para la gente mayor «tendrían que venir a vigilarlo. Los que vienen a pincharse no son del barrio. Lo tendrían que tapiar». En esa misma solución coincide Eduardo Navas, presidente de la Asociación de Vecinos I de Maig, que considera que «lo mejor sería que levantaran la pared y lo cierren a la gente».

A pesar de que el departamento de Urbanismo del ayuntamiento asegura no tener constancia de ninguna queja vecinal del estado del solar desde el año 2016, el consistorio asegura que desde urbanismo se enviará a un inspector para evaluar si se dan las circunstancias para hacer un nuevo requerimiento y proceder a tapiarlo. Al ser un solar de propiedad privada, no es responsabilidad municipal su mantenimiento. Aun así recuerdan que cuando ha habido quejas, la propiedad siempre ha respondido a los requisitos del ayuntamiento, como en el 2012 cuando se derribaron los edificios o el 2015 cuando se cerró el solar -a falta de una entrada que se cierra con una cadena.

«A mí me gustaría que esto pasara a ser un espacio que albergara un local para la gente de la tercera edad», opina José Ruiz, con la aprobación de Hinarejos. Y es que el centro dónde Pepi, Mari Rosi, Conchi y otras tantas personas del barrio se dedican a impulsar la vida de los mayores y distintas actividades para todo el barrio, «se nos queda pequeño», aseguran.

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