El sector de la avellana teme perder el 30% de los ingresos de su cosecha

Con la parálisis del turismo y la restauración a raíz del Covid-19, aún les queda esta parte de recolección por vender

13 mayo 2020 06:40 | Actualizado a 18 mayo 2020 07:04
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El Covid-19 amenaza con provocar crisis económicas en la gran mayoría de sectores del territorio. Los que no han sufrido ya sus consecuencias están a la expectativa de la economía mundial para poder hacer un balance final de los daños que les va a provocar esta parada obligada de al menos dos meses. Esta es la situación del sector de la avellana. Los payeses del territorio están pendientes del 30% del producto que aún les queda por de vender. Gran parte de ellos son transacciones que quedaron paralizadas con la declaración del Estado de Alarma y la expansión de la pandemia.

Las cifras hasta el 14 de marzo eran buenas, con una venta del 70% de la producción. «Ahora nos cae un interrogante sobre 30% restante, que en su mayoría lo compraba la restauración e industrias de repostería y helados. Pero sin turismo, no sabemos cómo quedará todo», explica el responsable nacional del sector de los frutos secos de Unió de Pagesos (UP), Rafael Español.

Los payeses piden que se siga apostando por el producto de proximidad en la nueva normalidad

Aunque el balance no se hace hasta medianos de agosto, el representante sindical se muestra preocupado por cómo repercutirá esta crisis económica al sector. «No sabemos si el producto saldrá o no. Muchas comandas quedaron paralizadas, quien sabe si nos las podrán pagar o si les seguirá interesando. Seguramente notaremos las consecuencias de los ERTE», valora.

En cada campaña, en el territorio se generan entre 10.000 y 9.000 toneladas de avellanas. Con producto en la recámara «de una de las campañas con más calidad que hemos tenido en años» pendiente de la evolución económica los payeses ya están trabajando para tener listo la nueva tongada de avellanas para este septiembre. Con todo ello, Jordi Mariné se muestra optimista de cara a la cosecha de este año. «En cuanto a los frutos secos y el aceite, no hemos tenido una consecuencia directa ni faltará producto. Podremos seguir con normalidad», valora el payés de Riudoms, que advierte que, sin embargo, tendrán que comprimir en poco tiempo todo el trabajo atrasado de estos dos meses: «el confinamiento ha parado la preparación, el control de plagas y de mantenimiento del terreno. Ahora el campo parece una selva porque la naturaleza se ha apoderado de él», señala.

A pesar de la pausa de la actividad, aseguran que el producto estará listo para la nueva temporada

En ese aspecto ha querido incidir el representante sindical de UP, centrándose en otros contratiempos que ha causado la crisis sanitaria. Por ejemplo, de las 9.000 hectáreas del territorio, 7.500 son de trabajadores a tiempo parcial. «Las primeras semanas fueron un caos porque estos tenían dificultades en justificar el desplazamiento», explica Español que también apunta las dificultades en la gestión: «muchos payeses son mayores y no sabían como pedir permisos on-line para realizar tareas como hacer fuego».

Sin embargo asegura que «la campaña de este año no se verá afectada. Tendremos que trabajar para recuperar tiempo, pero en junio estará ya todo en orden».

Reivindicación del sector

La payesía se ha visto reivindicada estos últimos días. «Ahora se ha valorado mucho el producto de proximidad. Además hemos aparecido en los medios y se ha demostrado que existimos» destaca Rafael Español. Coincide así con Mariné que señala que «esta parón ha servido para ver qué es necesario e imprescindible: la comida y la sanidad». En ese aspecto, el riudomense considera que el confinamiento ha puesto sobre la mesa el poder de la tierra: «así lo demuestran todos los huertos particulares que se han cultivado. Se trata del inconsciente, que apela a la subsistencia. Ahora se ve que los payeses somos y seremos necesarios».

A pesar de este repunte, ambos piden que consumidores y distribuidores no se olviden de ellos una vez el comercio vuelva a la normalidad. «Ahora la gente lo valora mucho y esperamos que la ley del mercado y generación de beneficios no siga imperando en las grandes superficies», apunta Español. «Tenemos trabajar con la naturaleza y no forzar la máquina por las leyes del mercado», reflexiona Mariné.

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