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Nueve de la mañana en Reus. Mientras que la calle Escultor Rocamora todavía se despierta a un nuevo día, en el número 14 la actividad es frenética. Un grupo de voluntarios trabaja a destajo para descargar todo el producto que transporta un enorme camión estacionado con dificultades justo delante del local. Se trata del Banc d’Aliments de les Comarques de Tarragona.
Como un día cualquiera, una docena de personas recoge, ordena y clasifica kilos de alimentos y otros productos que después serán repartidos entre las entidades benéficas que hay en la demarcación. El presidente de la fundación, Eusebio Alonso, recuerda que el año pasado colaboraron con 154 asociaciones y repartieron la friolera de 2.585 toneladas de alimentos para garantizar que ninguna persona necesitada pase hambre. Unos magníficos resultados que cualifica de «auténtico milagro» y que demuestran que «aquí no vendemos cajas vacías» en referencia a todo el trabajo que se lleva a cabo, explica al Diari.
Pero la mañana de este martes ha sido muy distinta. Y es que un grupo de 16 empresarios comprometidos visitaba las instalaciones del Banc d’Aliments para conocer el espacio y ver cómo toda la comida llegue a su destino. Todos escuchaban las explicaciones de Eusebio Alonso y el director de Càritas Reus, Antonio García, atentos y admirados por la forma de trabajar de la entidad fundada en 1995. Tras visitar las instalaciones se llevó a cabo una reunión para terminar de cerrar un acuerdo de colaboración que llevan tiempo estudiando.
Tal y como explicaban desde el banco, uno de los principales inconvenientes con los que se encuentra está relacionado con la distribución de los alimentos que reciben. En primer lugar, por la gran cantidad de producto que manejan –en 2018 repartieron 13.000 kilos diarios de alimentos– y después por el elevado precio de su transporte. Sin ir más lejos, a lo largo de este año han distribuido 255.000 kilos de productos procedentes de un programa destinado a los más desfavorecidos de la Unión Europea que recibieron a través del Fondo Español de Garantía Agraria.
En este punto es donde los responsables de la entidad pidieron la implicación de los empresarios. Algunos de ellos ya hace tiempo que colaboran de forma desinteresada con la asociación benéfica, pero en este caso la idea era solicitar su colaboración para que cedan parte de su logística para facilitar la distribución de la comida. La intención sería, por ejemplo, que en caso de tener que transportar alimentos desde Barcelona o otros puntos hacia Reus, se pudiera contactar con las empresas y ver si alguna de ellas tenía previsto realizar el mismo trayecto y ayudarles con el transporte.
Una idea que contó con el apoyo de todos los presentes, que decidieron constituirse como voluntarios y ponerse a disposición del banco para cooperar, en la medida de cada uno, en el transporte de alimentos. Además, también facilitaron sus contactos para empezar a trabajar de forma inmediata.
El Gran Recapte
Desde el Banc d’Aliments esperan extender el proyecto a otros municipios y piden a los empresarios interesados que se pongan en contacto con ellos. Pero eso quizás tarde algunos días, ya que la cuenta atrás para el Gran Recapte ya ha empezado. En esta ocasión, y entre muchos otros, la entidad cuenta con la colaboración del Port de Tarragona que les cederá un amplio local.
