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Gratallops, situado en el Priorat, se ha quedado sin agua ante la preocupación de los vecinos y restaurantes del pueblo. De hecho, todos los negocios que no tenían pozo de agua propio se han visto obligados a bajar la persiana durante todo el día. “Hemos tenido que cerrar el local. No sabemos cómo va a afectar esto al negocio ni cuándo podremos volver a utilizar el agua. Por el momento, solo puede llegar a través de camiones cisterna”, afirma una trabajadora del restaurante La Font. Un malestar que también comparten los ciudadanos del municipio, que no saben cuando van a poder regresar a la normalidad.
Otros locales como el Hotel Cal Llop también se han visto afectados este jueves por la falta de agua. Sin embargo, por el momento, han podido seguir con sus actividades. “Nosotros tenemos un depósito para emergencias, pero este se llena con el agua del pueblo. Aún podemos trabajar pero hemos tenido que avisar a los clientes sobre la situación”, explica Cristina Giménez, trabajadora del Hotel Cal Llop.
Los vecinos echan la culpa de la sequía a la falta de agua del Riu Siurana por el transvase al pantano de Riudecanyes. Aunque los camiones cisterna estén abasteciendo las necesidades del pueblo, vecinos como Aleix de Cal Botera aseguran que “esto solo acaba de empezar”.
