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El Mercat Central de Reus lleva tiempo en período de reflexión. Desde que el Hospital Sant Joan cambió de ubicación el 2010 la afluencia de clientes bajó de forma sustancial. Hace tiempo que los paradistas y el ayuntamiento barajan ideas para dar con la tecla y reimpulsarlo, el objetivo no es otro que llamar la atención de nuevos clientes.
Entre las distintas opciones estudiadas, la última se anunció desde el consistorio. Hace apenas tres semanas el concejal de Empresa y Ocupación, Carles Prats, aseguraba que en el último trimestre de este año se quería poner en marcha una prueba de ampliación de horarios comerciales de los mercados reusenses que finalizaría el primer semestre de 2020. Una ampliación que se traduciría en pasar a abrir todas las tardes.
Sin embargo, los paradistas del Mercat Central no terminan de estar convencidos. «No me puedo permitir ni trabajar más horas ni contratar a personal para que cubran este nuevo horario. Muchas paradas ya hacemos sesenta horas semanales», explica Antonia, de la Carnisseria Antonia. «Quizás los paradistas más jóvenes quieren, yo lo entiendo porque ellos tienen que luchar, pero yo llevo 44 años con este negocio y no creo que sea la respuesta», sentencia. Anna, de la Frutería Martí, explica que hace un tiempo ya se probó abrir los jueves por la tarde y el experimento no dio resultado. El problema principal fue que no abrieron todas las paradas. «Si no vamos todos a una esto no funciona. El cliente viene y se encuentra alguna de sus paradas cerradas y tiene que volver al día siguiente», expone.
La encargada de la frutería considera un error la ampliación horaria: «Yo no lo haría. El mercado tiene que diferenciarse de los ‘súpers’ y con esta modificación lo que parece es que queremos copiarlos. Perderemos calidad del producto y nuestro fuerte y distintivo: vender producto fresco». Algo que, asegura, es incompatible con tener el negocio abierto durante doce horas.
La preocupación por diferenciarse de los supermercados la comparten sus vecinas de la pescadería Pessic. «Toda la vida hemos abierto de buena mañana. Nuestras mejores ventas son las de primera hora, entre las siete y las nueve. Con el cambio perderemos esta franja», dicen Mari Carmen y Paqui, propietarias del negocio. Por su parte, Anna Falgas, que regenta la Frutería Agrobotiga Cooperativa de Cambrils, se muestra escéptica con la adaptación del cliente y se preocupa por aquellos negocios que dependen de una sola persona para ser rentables: «son demasiadas horas para tan poco personal».
Esto no es Barcelona
El camino de la remodelación del modelo de mercado suele tener como referente al Institut Municipal de Mercats de Barcelona (IMMB), ciudad dónde los mercados son una potencia. Esto molesta a algunos paradistas, que consideran que el problema no se está tratando desde la óptica local. «¿Qué tiene que ver Reus con Barcelona? El nivel de consumo e infraestructuras es incomparable. No tiene sentido aplicar sus políticas. Lo que deberíamos hacer es estudiar nuestro mercado, nuestro cliente y potencial y a partir de ahí hacer cambios», señala Ana, de la Fruiteria Martí Gispert.
Internet y gastronomía
Aunque la ampliación horaria no parece tener una aceptación mayoritaria, hay otras líneas de actuación que también se están valorando. La venta on line divide a los que se quieren acercar al consumidor más joven y a los que temen por la calidad del producto, porque consideran que verlo es la mejor manera de venderlo.
La opción que genera unanimidad es aprovechar las paradas vacías para crear zonas de gastronomía dónde poder comer el producto del mercado. Una opción que parece que va a ir adelante, pues algunas paradas ya disponen de un extractor de humo.
