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La segunda fase del cambio de imagen del CAP Sant Pere ya ha terminado. Tras meses de obras y habiendo invertido 237.000 euros, el centro médico ha renovado completamente las áreas de urgencias y de la atención al usuario. El CUAP (Centre d’Urgències d’Atenció Primària) se amplió ya en una primera fase, en 2018, pero ahora se ha reformado la zona de consultas. Los nuevos boxes, donde se atienden los pacientes que requieren un control de su evolución, son ya siete espacios diferenciados—antes sólo había tres camas separadas por una cortina. Además, hay un control ubicado en un punto estratégico para tener vigilados todos los usuarios ingresados y, justo en el medio, el boxes de críticos.
En cuanto a las consultas, el responsable de las urgencias, David Sabaté, confesaba que los cambios han permitido «reordenarlas para ser más resolutivos y aumentar la confidencialidad». Así es como se han equipado específicamente con el material para atender tipologías específicas. En total son ocho. «Desde que pusimos en marcha las nuevas instalaciones, hemos reducido el tiempo de espera. Quizás por eso, o por motivos estacionales, ha aumentado el flujo de enfermos. Estamos haciendo un seguimiento para conocer el motivo», explicaba el doctor.
La disminución del tiempo de espera se debe a varios factores relacionados con las obras. Por un lado, los enfermeros del CUAP están capacitados para atender a los pacientes que no requieren visita médica, por lo que los especialistas no sufren una saturación de trabajo. Además, se ha instalado una máquina en la entrada que permite distribuir a los usuarios. Así es como, pueden sacar un tíquet de turno, recibir justificantes médicos, obtener cita previa e incluso imprimir el plan de medicación sin provocar largas colas. El director del centro, Francesc Barrio, comentaba que estaba previsto que el mismo aparato añada nuevas funciones: «Nos gustaría que sirviese también para confirmar la llegada al centro».
La reforma también ha mejorado el espacio de atención al usuario. Mercè Bonillo, referente de gestión y servicios del CAP Sant Pere, detallaba que la sustitución de los antiguos mostradores por mesas ha potenciado la modernización y mejorado la confidencialidad. Precisamente eso es algo que también ha ido en aumento con las nuevas conexiones entre urgencias y el resto del centro. En esta línea, se ha evitado que los pacientes que llegan en ambulancia o los de radiología tengan que cruzar la sala de espera.
Por su parte, los usuarios del CAP valoran positivamente las obras de mejora, tanto a nivel de imagen como de funcionamiento y atención al público. «Hay personal en la entrada que te atiende y te guía», explicaba una de las usuarias que ayer visitó el CAP Sant Pere, Isabel Garrido. En el mismo sentido se expresaba Ana María, que subrayaba que «parece que hay más organización». Otra usuaria, Montserrat Ferrando, también se mostraba conforme con la reforma, pero se preguntaba: «¿Y el servicio?». En su opinión, el lavado de cara es muy correcto, «pero se tendrá que ver si esto repercute en la atención a los usuarios». Aunque la opinión generalizada de los usuarios es buena, han surgido también algunas dudas. «No vengo mucho por aquí y me he encontrado que en el mostrador dice ‘urgencias’ y yo tenía visita concertada, así que no sabía muy bien si debía entrar por aquí. Me he perdido un poco», comentaba Enriqueta Anguera.
Tercera fase
El director de Serveis Generals, David Edo, decía que hay una tercera fase de reordenación del centro pero sin fecha: «Dependemos de la disponibilidad económica. Quizás en 2019-2020, en función de los recursos». Cabe destacar que hasta ahora, los cambios han costado 536.000 euros.
