Las seis Escoles Bressol Municipals de Reus tendrán jardín educativo en año y medio

La obra en Montsant y Olivera se adjudica por 64.000 euros y Marfull y Margalló esperan proyecto. Lligabosc y Ginesta fueron pioneras

11 julio 2021 16:30 | Actualizado a 12 julio 2021 05:28
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Dos de las seis Escoles Bressol Municipals (EBM) de Reus ya cuentan con su propio jardín educativo. Son Lligabosc y Ginesta. En otras dos, Montsant y Olivera, la intervención para dar forma a este recurso se pondrá en marcha de manera inminente: las obras se han adjudicado esta semana, por 64.181 euros y con un plazo de ejecución de tres meses, a la empresa Construccions Vinaixa. Sobre las dos EBM restantes, el proyecto de Marfull se está redactando y para Margalló se está actualizando un dibujo anterior, según detallan fuentes del Ayuntamiento.

«El plan para convertir los patios en jardines educativos arrancó en 2018», explica el concejal de Educació, Daniel Recasens, que detalla que «la idea es vincular estos lugares, que han sido históricamente entendidos como espacios libres, a la actividad pedagógica». Por eso «las aulas están conectadas con el exterior y esto representa una oportunidad grande de experiencias con la naturaleza». Los patios «se adecuan con tendales, con otro tipo de juegos que van mucho más hacia lo simbólico, se elimina mobiliario, se pasa del plástico a la madera y de la pelota a los jardines y superficies donde los niños pueden simular, por ejemplo, una tienda o un laboratorio», añade Recasens. «Se trata de eliminar lo fungible y potenciar la naturaleza», especifica.

La previsión es que las seis EBM queden equipadas con jardines educativos en el plazo de un año y medio, aunque Recasens recuerda que, a partir de entonces, habrá actuaciones que se lleven a cabo progresivamente. Por ejemplo, en la Escola Bressol Municipal Ginesta, donde el patio ya se transformó, se realizarán ahora nuevos movimientos para cambiar el suelo de caucho por baldosas, con una aportación de 40.037 euros.

La directora de la EMB Ginesta, Natàlia Bley, explica que «antes trabajábamos las estaciones pintando hojas y poniéndolas en la pared y ahora se hace saliendo al patio y viendo que no tenemos árboles con hojas; las cosas están cambiando y el patio es un espacio más del aula». Sobre el punto de vista de las familias, Bley expresa que «siempre tenemos en cuenta la libertad del niño o niña y esto se valora muy positivamente, es importante que pueda disfrutar de lo que necesita en ese momento y tener opciones». «Se trata de respetar su ritmo evolutivo, cambiar el chip», detalla, y subraya que «los límites siempre están, trabajamos lo mismo que antes pero ahora no se trata de sentarnos en una silla y pintar o sentarnos y hacer panellets; quizá ahora lo que hay es un rincón con los ingredientes de los panellets y lo que hacemos es trastearlos y no hacer las bolas». El objetivo de los jardines educativos es «que el niño disfrute de todo lo que se encuentre, no ir todos con un ritmo marcado».

Menos conflictos

Recasens apunta que «ahora las educadoras hacen más un acompañamiento de observación porque el tipo de juego cambia si el espacio es otro» y Bley corrobora que «los conflictos entre los niños han bajado, esta metodología ha traído mucha calma». Las EBM pueden acoger hasta 480 niños en total en los centros.

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