Los CAP en tiempos de ómicron: trabajar al límite

El ‘Diari’ entra en el CAP Fortuny de Reus para ver cómo gestionan los centros de salud el alud de trabajo que tienen por la sexta ola

22 enero 2022 19:30 | Actualizado a 23 enero 2022 12:09
Se lee en minutos
Participa:
Para guardar el artículo tienes que navegar logueado/a. Puedes iniciar sesión en este enlace.
Comparte en:

Llevamos dos años de pandemia. Dos años en los que nos hemos tenido que acostumbrar a vivir a diario con las cifras que nos va ofreciendo la evolución del virus. Contagios, muertos, velocidad de transmisión, riesgo de rebrote, ocupación hospitalaria y de camas UCI... Unos datos en los que, a cuentagotas, ha aparecido la atención primaria, la puerta de entrada a nuestro sistema sanitario.

Ha tenido que llegar la sexta ola, con la variante ómicron al frente, para que los medios de comunicación hayamos puesto el foco en nuestros centros de salud y sus profesionales. Unos equipamientos desbordados desde hace semanas.

El Diari estuvo el pasado miércoles unas horas en el CAP Marià Fortuny de Reus para comprobar ‘in situ’ cómo se organizan nuestros CAP para gestionar lo mejor que pueden el alud de trabajo. La atención primaria ha tenido que ir adaptándose en estos dos años a la evolución de la pandemia. Rosa Mari Serrano, directora del CAP Marià Fortuny, recuerda que «el primer cambio que notamos cuando empezó la pandemia fue el de la atención a la gente. Aunque todo el mundo estaba confinado teletrabajando, nosotros mantuvimos el 50% de presencialidad. A partir de aquí, lo que más rápido se desarrolló fueron las consultas virtuales (e-consulta, comunicación con los pacientes por teléfono o videoconferencia, etc.). No obstante, nunca dejamos de visitar presencialmente». Superados los primeros meses, desde el CAP Fortuny trabajaron para revertir la situación hasta el día de hoy, donde un 60% de las visitas son presenciales y un 40%, virtuales.

Otro de los grandes cambios que trajo la pandemia fue la creación de un área covid y un equipo específico de un médico y enfermera por turno dedicado exclusivamente a estos pacientes. «Las dificultades nos han obligado a tener que organizarnos mejor. Como, por ejemplo, tener personal destinado solamente a la covid», comenta Montse Boqué, coordinadora de enfermería del CAP Marià Fortuny.

Pero el gran cambio, hasta llegar al momento actual de estar casi en el pico de la sexta ola, empezó a producirse a partir de septiembre y octubre, «cuando la enfermedad dejó de ser tan grave y la presión se trasladó más a la atención primaria», afirma la directora del CAP Fortuny, quien añade que «tenemos mucho volumen de trabajo, aunque de menos gravedad».

Organización

Organizarse. Esta es la clave para que el personal de este centro de salud (siete médicos y seis enfermeras o auxiliares por turno) puedan hacer frente a la enorme carga de trabajo.

Para las visitas presenciales por tema covid hay habilitado un espacio específico de sala de espera. Cuenta con un equipo de un médico y una enfermera o auxiliar de 8 a 20 horas (en dos turnos de mañana y tarde) y en las últimas semanas, con la explosión de ómicron, los lunes y los martes se ha doblado el personal de este equipo.

«A las 8 de la mañana ya hay cola en la puerta. Gente que tiene síntomas, que ha sido contacto directo de un positivo, etc. Se les deriva a la consulta covid, donde se ve si tienen sintomatología, se les valora y se les hace un test de antígenos rápido», explica Serrano. Este equipo covid, en un lunes de estas semanas de la sexta ola ha llegado a visitar hasta 140 personas y puede llegar a hacer unos 70 test de antígenos diarios. Las personas que dan positivo reciben información sobre las normas de aislamiento que deben cumplir y se les apunta en una agenda covid, donde se les hace un seguimiento. Esta agenda es llevada por una enfermera.

Hasta aquí el trabajo presencial. ¿Pero qué pasa con las decenas de consultas y dudas relacionadas con la covid que tienen que gestionar los profesionales de este centro de manera no presencial? Las llamadas telefónicas son atendidas por un administrativo. «Si se trata de un paciente positivo se le apunta en la agenda. Dependiendo del tipo de demanda, este administrativo también puede gestionar la baja laboral del paciente. Estos días estamos tramitando unas 40 al día», explica Serrano.

Las consultas a través de la aplicación e-consulta de la mevasalut son gestionadas por la enfermera o el médico de familia, sin contar con los e-mails que reciben a diario de otros proveedores de la zona que han atendido a pacientes del CAP Fortuny y han dado positivos. En total, estos días de la sexta ola pueden llegar a atenderse unas 200 consultas no presenciales.

Los niños

Entre los grandes protagonistas de esta sexta ola de la covid están los niños. La directora del CAP Fortuny comenta que «al principio era más sencillo porque se seguían protocolos muy marcados para todos. Pero ahora, con la llegada de ómicron, todo se ha complicado porque hay diferentes escenarios para abordar los casos de los niños».

Un menor que llega al CAP Fortuny siendo posible covid es atendido por un pediatra que lo valora. Se le hace un test de antígenos e, incluso, si tiene clínica respiratoria, se le puede llegar a hacer un TAC.

Al margen está la figura del Referente Escola Covid, una enfermera que tiene vínculo directo con las escuelas de la zona y que gestiona todas las dudas, cribajes, etc. Una profesional que admite estar «desbordada» por el alud de casos que se están produciendo estos días en los colegios.

Por si todo este trabajo fuese poco, y sin olvidar que un centro de salud tiene que atender también al resto de pacientes que no son covid, el CAP Marià Fortuny también está implicado en la campaña de vacunación. «Somos coordinadores del centro de vacunación de Mas Iglesias, donde contamos con enfermeras voluntarias que fuera de su horario van a vacunar», explica Montse Boqué, quien añade que «también vacunamos en el propio CAP y controlamos las residencias de nuestra zona y los centros Marinada y Villablanca».

En fin, trabajo, trabajo y más trabajo. Pero, en un ejercicio de optimismo y de enorme profesionalidad, la directora de este CAP prefiere ver la botella medio llena. «Tenemos muchísmo trabajo, doblando turnos, haciendo horas extra, sin vacaciones... Pero vendrán tiempos mejores. Me quedo con lo positivo: que esta situación nos ha llevado a trabajar mucho más como equipo», sentencia.

Comentarios
Multimedia Diari