'Me he casado para salir en un reality de la tele'

El reusense Jaume Martí ha contraído matrimonio con una mujer a la que no conocía de nada en el programa 'Casados a primera vista' de Antena3, toda una experiencia para él

19 mayo 2017 16:43 | Actualizado a 19 mayo 2017 16:43
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«Años atrás ya había hecho pequeños papeles en telenovelas y participado en algún concurso de preguntas y respuestas. Así pues, por cosas de la vida, me contactaron para participar en el reality de Casados a primera vista, que se emite en Antena3. Es otra experiencia más, y me permite estar vinculado a la televisión, eso me gusta», explica el reusense Jaume Martí, quién se casó el pasado lunes con la extremeña Ruth Villanueva, a quien hasta el momento de la ceremonia no conocía de nada. «¡Y en Cancún!», subraya el reusense, que ya tenía un par de experiencias anteriores en esto de contraer matrimonio, aunque en circunstancias más habituales.

Y es que en eso consiste el programa, producido por Warner Bros ITVP, en crear un método de compatibilidad de parejas sin que estas se conozcan, comprobando su efectividad días después del enlace. En este curioso proceso trabaja la psicóloga clínica Silvia Sanz, la sexóloga Marian Frías y el experto en motivación de equipos, Rubén Turienzo.

‘También fue muy duro’

Para Jaume fue una historia de lo más variopinta. «El reality como experiencia es única, e invito a todos aquellos que lo critican a probarlo. Hay que entender, además, que es un género de entretenimiento, donde la polémica es la clave de todo. Nunca antes había hecho algo semejante, podríamos decir que me he casado para salir en un reality de la tele».

El equipo de concursantes estuvo cerca de tres meses realizando casting psicológicos, en los cuales «se indaga en toda la basura que se puede. Todos los trapos sucios. Y si no están sucios, se encargan de arrugarlos, como mínimo», explica Martí Además, según el concursante, el viaje hacia Cancún, al que se podían llevar hasta 10 acompañantes, estaba muy cuadrado en cuanto a horarios. «También fue muy duro, hay que tener mucho aguante. A veces llegábamos a dormir dos horas y los ritmos de trabajo eran bastante particulares. La verdad, hay que reconocer que había gente que trabajaba las 24 horas», recuerda el reusense.

 

El factor sorpresa

Como bien describe el recién casado, el proceso de conocimiento de la pareja sumerge a los concursantes en diferentes actividades con las que han de lidiar. «Todo son retos, porque juegan con el viaje de luna de miel, –que es el factor sorpresa–, pues no sabes hasta el último momento a dónde te marchas». Si llevaba ropa de abrigo hacia un paraje caluroso, no había problema; pero si no traía algo de abrigo, y el destino era un lugar frío, suponía un problema. «Nuestros equipajes eran reducidos, pero ahí reside la aventura», explica el también asesor de imagen (personal shopper).

Los contrastes son otro punto clave a tratar. «La convivencia es el tema principal y las diferencias que surgen entre las parejas de recién casados es lo que genera ‘salsa’, que al final te tomas con filosofía», añade. «Y sí, nos casamos de verdad. Se trata de una ceremonia real hecha por lo civil, y una vez llegados a España nos registramos oficialmente en Madrid», corrobora.

Antes de participar en un reality, Martí era de los que pensaba que los guiones siempre se sobreactúaban. «Hasta que no pasas por allí, no notas que eres el primero en exagerarlo todo, porque aunque haya cosas que sean de ficción, también hay partes reales», comenta. La gran incógnita, que Martí no puede revelar, es si a día de hoy aún sigue casado con Ruth.

 

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