Representantes vecinales consideran que las terrazas ‘se han masificado’

La plaza del Mercadal, la zona de restauración del barrio del Carrilet y la plaza del Castell son las zonas que más número concentran 

17 julio 2017 06:59 | Actualizado a 17 julio 2017 07:13
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Las terrazas son un gran reclamo turístico para la ciudad y son alicientes para los establecimientos  durante el día. Aunque cuando llega la noche, pueden generar molestias, según explican algunos vecinos. Según lo aportado por el  Síndic de Greuges de Reus, Pere Pagès, en el pleno de principios de este julio, hubo un aumento de quejas de ciudadanos por el ruido generado por bares y terrazas. Éstas, según dijo, representaron cerca del 13% del total de los casos dispuestos en la memoria de la sindicatura de 2016 y se concentraron en la calles del núcleo antiguo. De hecho, el año pasado se autorizaron 308 terrazas  y actualmente hay 15 más. 

«Las terrazas dinamizan mucho la zona y a los comercios les favorece. Pero, al menos en la zona del Carrilet, ha sido un fenómeno que se ha masificado, y esto aporta molestias llegadas ciertas horas de la noche», explica el presidente de la asociación vecinal del barrio de El Carrilet, Salvador Cabré. «Los establecimientos no tienen ninguna culpa, son las administraciones que conceden las licencias», prosigue. Opina que pasada la medianoche, «las terrazas deberían estar cerradas y además tiene que haber más espacio entre ellas». Por su parte, el Ayuntamiento ha explicado en más de una ocasión que viene reforzando el dispositivo de vigilancia en las principales zonas de ocio nocturno para evitar el ruido y el consumo de alcohol en la vía pública. Una medida que se irá incrementando de ahora en adelante, según indicó Pagès, sobre todo los fines de semana.

Terrazas obligatorias

«No tener terraza no sale rendible hoy en día, y menos con la crisis. Es casi obligatorio. Cabe decir, que yo estoy apartado de todas las terrazas que hay en el Carrilet. Digamos que mi sitio es un pequeño oasis, alejado de las concentraciones que puede haber en otros sitios», explica Blas, del Café de la Ràdio, de la calle Pintor Bergadà.

A pesar de todo, muchos opinan que los ruidos pueden ser también de carácter puntual. «Soy vecino del barrio Santa Anna, donde suelo trabajar de día y, puedo decir que los ruidos suelen ser puntuales. Aunque en esta zona del centro hay pocas terrazas, se respeta bastante el entorno y hay civismo. Aun así, conocí gente que vivía cerca de la plaza del Castell y me idjeorn que con las ventanas abiertas es complejo conciliar el sueño», aporta Néstor Muñoz. En muchos casos, la crítica o la queja parece ser cuestión de edad. «Posiblemente la gente más joven, sea la que se queje menos porque es la que suele salir más. Yo trabajo en terraza y supongo que, en muchos casos, el ruido es inevitable», acota María Ramírez, vecina del Raval Robuster. Otras usuarios como es Adela Bosc opinan que «los que viven cerca de sitios como la Mercadal, donde hay más bullicio de terrazas, ya saben donde se meten. Nosotros cada día estamos en el centro de Reus y de terraza. Es un reclamo para la ciudad y no se tiene que abandonar». Y es que nadie está dispuesto a sacrificar ni su tiempo libre ni una terraza.  «Cada sábado por la tarde salimos con la familia. Si no tenemos tiempo durante la semana, habrá que aprovechar», valora Nit Andreu. Pilar Fraga, usuaria habitual, también se suma: «Las terrazas en verano son grandes atractivos y preferimos el aire libre». Desde Casa Coder y el recinto Deu n’hi dó están de acuerdo con que «tener terraza todo el año es una atracción para turistas y reusenses. No tenerlas sería un error». 

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