Reus tiene un bar por cada 173 habitantes, la mayoría en el centro y en Horts de Miró

El Ayuntamiento tiene registradas un total de 602 licencias de actividad dedicadas a la  restauración, sumando las 340 calificadas como  restaurantes y las 262 como bares

16 enero 2020 10:01 | Actualizado a 21 enero 2020 15:59
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Reus tiene 602 licencias de hostelería. Cifra que se traduce en una ratio de un bar o restaurante por cada 173 personas si lo dividimos por los 104.373 habitantes de la ciudad en 2019, según el Institut d’Estadística de Catalunya (Idescat). Concretamente, en la capital del Baix Camp hay 262 licencias de restaurantes y 340 de bares, tal y como indican datos del Ayuntamiento.

Estos números desvelan que la mayoría de ellos están congregados en el núcleo antiguo de la ciudad, que colecciona 89 licencias: 51 restaurantes y 38 bares. Una centralización de la actividad económica del sector apoyada, también, por  el barrio Horts de Miró, el segundo con un registro más elevado de actividad de  la restauración, dónde hay 28 licencias de bares y 27 de restaurantes. 

Los números demuestran que la gastronomía se ha convertido en uno de los motores económicos de la ciudad de Reus, una actividad que ahora se da por consolidada pero que viene de años atrás. Claro ejemplo de ello es la plaza del Mercadal, centro neurálgico reusense que ha visto cambiar el rostro de sus escaparates. Paulatinamente, sus locales han pasado de albergar tiendas a tener un amplio repertorio de bares y terrazas que son ya un elemento imprescindible de esta emblemática plaza.    

De hecho, Horts de Miró y el casco antiguo concentran 24% del total de las licencias de actividad de restauración de la ciudad. Algo que «es equilibrado» según el concejal de Empresa y Ocupación, Carles Prats que admite que «estamos al límite pero no desbordados». Aun así cree que la ciudad aún puede potenciar más su actividad de restauración, siempre que, «se encuentre  la balanza entre la restauración y el descanso de los vecino». De hecho, el edil espera que la próxima apertura del centro médico CMQ Reus y la ampliación de horarios del Mercat Central haga subir las licencias en las zonas cercanas al Hospital Vell. El barrio donde se encuentra el Mercat Central es actualmente el quinto con más licencias de bares y restaurantes, con 32, y desde el ente municipal hay muchas expectativas puestas en la reactivación económica que pueden suponer estos cambios esperados para inicios de 2020.  

Otros dos puntos fuertes son el barrio del Carrilet y del Mare Moles que concentran 49 y 42 licencias respectivamente, siendo el tercer y cuarto en el ranquin de división de actividad por zonas. Les siguen el barrio del Carme y la zona Ample que suman una treintena de licencias cada uno. Dos barrios en los que últimamente se está dando un impulso con la apertura de distintos restaurantes y bares, como el renovado Ma La Vita, de la calle Sant Llorenç y el Roslena en la Llibertat. 

Conforme ampliamos el mapa, las zonas más alejadas del centro pierden potencial, siendo la Pastoreta y el Niloga, los dos únicos barrios de la periferia que entran en el ‘top 10’ de permisos de explotación gastronómica, con 23 y 19 respectivamente, muy seguidos del barrio Juroca, donde hay un restaurante y 16 bares. 

«Hace tiempo que Reus se consolida en el crecimiento del sector de la restauración», explica Montserrat Caelles, concejala de Promoción del Ayuntamiento. Caellas considera que parte del éxito se debe a la «oferta muy dinámica de un sector que se ha adaptado a la circunstancia del consumidor». También pone en relievo la calidad de la restauración del territorio. De hecho destaca la idea de lanzar una futura marca gastronómica local en pro del potencial económico que está demostrando la ciudad en la actualidad. «Reus es un espacio de encuentro no solo por los locales, sino también por los vecinos del Camp de Tarragona que vienen llamados por la diversidad de oferta», resume.   

Declive en la periferia

Aunque las cifras globales demuestren músculo en el sector de la restauración, hay nueve zonas de Reus dónde tan solo hay registrada una licencia de explotación de bar o restaurante. 

Es el caso del Alcolea, la zona del Hospital Sant Joan, en la urbanización Mas de la Carpa, en el barrio de la Mineta, de Montserrat, en Pi de Bofarull, el barrio Pelai, Sant Joan y la zona de Salou-Riudoms, justo al lado del Agroreus. La periferia es sinónimo de baja actividad, síntoma que se repite en el barrio Gaudí, dónde hay siete licencias de bar pero ningún restaurante, o en el barrio Sol i Vista, dónde tan solo hay dos bares abiertos, separados por una calle. 

Desde el bar Valentín, de la calle d’Entença, Benni asegura que es la primera vez que se encuentran con tan poca competencia. Preguntada por el desequilibrio por zona, considera que la restauración de los barrios es muy diferente a la del centro de la ciudad. «Aquí viene la gente del barrio después de trabajar, es mucho más familiar y no hacemos grandes platos», explica la camarera. 

Desde el bar La Palmera, en la vecina calle de Almirall Raquesens, se muestran más críticos: «Si no hay restaurantes, bares, negocios y comercios, los barrios dejarán de existir». 

Una situación que se comparte en  zonas como el barri Fortuny, el barrio de los Poetas, Granja Vila, el Tecnoparc, el Agro Reus o Mas Sedó, con menos de una decena de licencias de bares o restaurantes.

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