Un agente del Grup de Delinqüència Urbana de los Mossos d'Esquadra, policías de paisano cuya misión es abortar delitos o detener a sus autores en caso de materializarse, recibió en la medianoche del pasado martes un puñetazo en la cara enfrente del restaurante Masia Crusells de Reus, situado en la calle Estanislau Mateu i Valls, en las afueras de la ciudad.
La agresión, y amenazas verbales complementarias, fueron obra de un ladrón que pretendía acceder al restaurante por la fuerza. Llevaba un pasamontañas en la cabeza y un hierro de grandes dimensiones en la mano, posiblemente para hacer palanca y forzar las puertas del local. Junto al autor del puñetazo iba un segundo compinche ataviado también con pasamontañas y una pata de cabra.
El agente logró sorprender a uno de los ladrones y sacarle el pasamontañas de la cabeza dejándo su identidad visible. La acción provocó que el ladrón insultara al agente y le golpeara en la cara, con el fin de escaparse y evitar ser detenido.
Huyó campo a través junto a su compinche y a pesar de los refuerzos que llegaron poco después de los Mossos, junto a patrullas de la Guàrdia Urbana de Reus, no se logró atraparles, según han confirmado hoy fuentes policiales.
Pistas interesantes
El agente herido pudo describir con bastante exactitud al ladrón, por lo que Mossos pudo empezar a reducir el círculo de sospechosos. No se descarta que ya haya algún nombre encima de la mesa, extremo que nadie quiere confirmar para evitar que la investigación se vaya al traste.
Además, enfrente del restaurante se quedó la furgoneta con la que llegaron los dos ladrones. Posiblemente era robada. Una grúa trasladó el vehículo a la comisaría de Mossos de Reus con el objetivo de sacar huellas y poder obtener más pistas de estos dos ladrones encapuchados.
De momento, la investigación sigue abierta a la espera de poder atrapar a los ladrones que intentaban robar en la Masia Crusells.