Anna Sentís: «Si solo escribes para los demás y no para ti, te acaba absorbiendo»

La escritora Anna Sentís cierra el próximo lunes su taller de escritura creativa para adolescentes en la Biblioteca Pere Anguera. La reusense, muy satisfecha con la experiencia, también impartirá uno para adultos en enero y, mientras, sigue desarrollando sus propios proyectos poéticos y narrativos.

¿Cómo surgió este taller?

Desde Joventut Reus me contactaron para hacer un taller de una semana para jóvenes el verano pasado, lo hicimos en la Biblioteca Central Xavier Amorós y tuvo muy buena acogida. Yo nunca había trabajado con adolescentes y, de hecho, muchos se quedaron con ganas de más porque había mucho que ‘escarbar’ y se sintieron muy cómodas. En la adolescencia, que es un momento tan de mundo interior, pero también de exteriorizar hacia fuera, encontramos un espacio para compartir y salió un grupo muy chulo. Entonces, me propusieron hacer un taller en otoño porque algunas alumnas habían pedido continuidad.

¿Y cómo ha sido la experiencia?

El grupo ha sido más reducido, pero igualmente las jóvenes han estado cómodas y muy contentas. Quería ver qué inquietudes tenían, qué querían aprender y cómo se relacionaban entre sí, y así desarrollar las dinámicas. Al principio fue un reto trabajar con adolescentes, pero tienen mucho que aportar y te sorprenden con muchas cosas. Han salido temas de bullying, casos de depresión y otros temas, y expresarlo con la confianza de compartirlo con las demás es muy positivo.

También realiza otros talleres y actividades de escritura.

Hago recitales y, desde que publiqué el libro, también presentaciones que acaban siendo coloquios con el público. Escribo desde el ‘yo’, todo es muy personal y me invitan a muchos recitales feministas, pero porque soy feminista y, al final, hablo de mí y de las cosas que me inquietan.

¿Todas esas historias son las que cuenta en su poemario?

Vulnerable son todas las situaciones en las que yo me siento vulnerable, algo super extenso e interpretable de diferentes maneras. Ha sido intenso porque ya tenía muchos textos escritos, pero otros los fui redactando en el proceso. También, trabajé mano a mano con Ilium Collective. No quería que fuese un encargo de fotografías a partir de los textos y, por eso, hicimos residencias artísticas, pasamos varios días juntas y fuimos buscando el sentido de qué imágenes queríamos plasmar.

¿Y cómo ha sido mostrar sus vulnerabilidades al público?

Partía de la reflexión que mostrarse vulnerable siempre será revolucionario y, de ahí, esa vulnerabilidad te hace más fuerte. Con las presentaciones del libro noté que después de cada recital tenía resaca emocional de uno o dos días, tuve muy buen recibimiento e hice bastantes presentaciones seguidas. No solo es que estuviese hablando de cosas que me han pasado a mí, lo estaba expresando en público y después tenía un retorno de diferentes mujeres que se acercaban y me explicaban su historia. Es duro porque no te explican historias agradables, sino situaciones de violencia y momentos difíciles. Por eso tuve que parar un tiempo porque estaba sobrepasada. Necesitaba una etapa de autocuidado y aceptar que también soy vulnerable frente a eso.

¿En qué punto se encuentra?

Empiezo a asomar un poco la cabeza. En redes sigo sin estar tan activa, también por motivos personales que no me permiten escribir tanto como querría, pero intento huir de la presión de escribir por escribir para publicar. He presentado textos a diferentes concursos y estoy empezando una novela, no escribo de cara a la galería, pero es importante porque, si solo escribes para los demás y no para ti, te acaba absorbiendo.

¿Y qué perspectivas tiene?

Siempre digo que las letras son un salvavidas y a la vez un vacío al que lanzarse. Tengo esos proyectos pero me lo tomo con calma, nadie me está esperando. Aunque molaría que la gente me llamase fuera del 8-M, 25-N o 23 de abril. Dicen ser feministas pero solo te contactan para el día que ‘toca’ y además quieren que vayas gratuitamente. No ponen en valor el momento de escribir ni el trabajo de poner mi cuerpo y mis emociones encima del escenario.