La Guàrdia Urbana de Reus y el Ayuntamiento decidieron en la medianoche del domingo al lunes desalojar a un okupa que estaba en una vivienda del Camí de Valls. El inmueble había sido previamente analizado por Bombers porque había recibido el aviso de que estaba con ventanas abiertas y el estado presentaba deficiencias graves y con riesgo de que cayera a la calle un fragmento de rebozado o cascote.
Tras una inspección ocular y al ver al okupa que estaba dentro del inmueble, se avisó de inmediato al Ayuntamiento, que desplazó al arquitecto municipal y una patrulla de la Guàrdia Urbana.
La inspección del arquitecto certificó las sospechas de Bombers y pidió a la Guàrdia Urbana que desalojara de inmediato el inmueble ante el posible derrumbe de esta casa, propiedad de una sociedad.
El okupa alegó que no tenía donde dormir y no tenía recursos, por lo que se le facilitó una estancia temporal en un hostal para que no durmiera a la intemperie. También se derivó a Serveis Socials para poder conocer el caso de esta persona que vivía en una casa en ruinas