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    El orfanato

    Munta i Baixa. Municipales 2023. La alianza PDeCAT-Ara se estrena con un revés en su feudo principal. La herencia del espacio que dejó Convergència acumula postulantes

    22 octubre 2022 19:38 | Actualizado a 23 octubre 2022 07:00
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    El pasado domingo, el nuevo conseller de Drets Socials, Carles Campuzano, exconvergente de larga trayectoria, respondía en La Vanguardia a la pregunta sobre si hay un futuro para el espacio que dejó Convergència: «En política el vacío no existe. Si este vacío y no lo ocupa nadie, alguien lo ocupará. Sobre este espacio, es evidente que la incapacidad de los que están llamados a ocuparlo facilita que otros lo puedan hacer suyo». Era una más de las muchas tesis y opiniones vertidas en los últimos tiempos sobre la herencia del centro derecha catalanista y/o nacionalismo posibilista que encarnaba el partido de Jordi Pujol, y sobre la orfandad política en la que se encontrarían muchos de sus votantes.

    Tres días después se presentaba en Barcelona la plataforma municipalista Ara Pacte Local, integrada por el PDeCAT y Ara Catalunya –la versión nacional de Ara Reus– para concurrir a las próximas elecciones municipales. «Nos dirigimos a toda aquella gente que está huérfana de partido, con proyectos territoriales locales», explicaron Marc Solsona y Dani Rubio, secretarios generales de ambas formaciones. Las apelaciones a la política útil, a construir Catalunya desde los municipios y a la voluntad de sumar vienen a reivindicar un espacio político que consideran desocupado, y que la presencia del PDeCAT invita a identificar con el legado convergente.

    A su vez, Ara encuentra un socio que le ayude a ganar presencia territorial y acceder a los entes supramunicipales, consejos comarcales y diputaciones. Veremos el eco que cosecha la fórmula en ese presunto orfanato político en que languidece una parte del electorado catalán.

    Lo curioso del caso es que el acuerdo haya sufrido su primer traspiés en Reus, precisamente allí donde son más relevantes ambos copartícipes. Recordemos que era la mayor ciudad con la alcaldía en manos del PDeCAT y que el proyecto municipalista de Ara Catalunya nació y tiene su feudo principal en Reus.

    Pellicer rompe el carnet

    Al día siguiente del anuncio, el alcalde de Reus, Carles Pellicer, se dio de baja del partido, indignado porque el pacto con sus socios en el gobierno municipal se hubiese fraguado a sus espaldas. De hecho, parece que no tuvo constancia del mismo hasta el día antes de su presentación y que la noticia le llegó a través de la otra parte contrayente, el líder y concejal de Ara Reus, Dani Rubio.

    Más allá de no haber consultado al alcalde y a la militancia de la principal ciudad que gobernaban, la maniobra del PDeCAT constituye un torpedo contra lo que Pellicer consideraba una marca de éxito y uno de sus legados políticos: Junts per Reus. El alcalde siempre ha hecho bandera de esta coalición, ciertamente plural, porque además de integrar a JuntsxCat y el PDeCAT, sumó a un heterogéneo grupo de votantes que dieron su apoyo a la figura personal de Pellicer.

    Tras la renuncia a presentarse a una nueva reelección, el apoyo de Pellicer a la candidatura de Teresa Pallarès (JuntsxCat) para las municipales de 2023 se interpreta mejor leída como respaldo a la continuidad de Junts per Reus, es decir, a la marca creada alrededor suyo.

    Una cosa es que, a la vista de estas circunstancias y de un alejamiento patente, el PDeCAT no cuente con Carles Pellicer para su estrategia futura, pero darle por amortizado antes de tiempo creo que ha sido un error de cálculo de la dirección del partido.

    Así pudo volver a constatarse sólo unas horas después del primer estropicio, cuando los otros cuatro concejales y el jefe local del PDeCAT también se dieron de baja «ante los acuerdos sobre política municipal vacíos de contenido y negociados secretamente, dejando de lado a nuestro alcalde y a muchos otros de la demarcación, a nosotros y a los otros afiliados». Y, para dejar claro su posicionamiento, se comprometieron «a colaborar estrechamente con nuestra candidata a la alcaldía, Teresa Pallarès, para conseguir el mejor resultado en las próximas elecciones municipales». En resumen, un mal negocio para el PDeCAT.

    Pese a tanto ruido, nada cambia en el devenir del Ayuntamiento, porque el alcalde y los citados cuatro concejales seguirán en sus puestos hasta final de legislatura, y el pacto de gobierno con Ara Reus difícilmente se verá afectado por asuntos políticos extramunicipales. La principal repercusión es que la lista de concejales que se sientan en el pleno del Ayuntamiento sin militar en ningún partido ha crecido exponencialmente. Otro orfanato, quizá sólo temporal. Y un episodio más de los culebrones en que está sumido el universo postconvergente en los últimos años.

    Veremos cómo evoluciona la plataforma Ara Pacte Local más allá de este embrollo y quiénes serán los compañeros de viaje que logre captar. Aunque el PDeCAT sea el heredero oficial de la antigua Convergència, ese espacio político atrae a otros postulantes de diverso pelaje, sin que la acumulación de pretendientes signifique necesariamente que tan codiciada herencia tenga hoy el mismo valor que antaño.

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