La nueva ordenanza de ruidos y vibraciones de Reus –aprobada de forma inicial en el pleno de la semana pasada– levantó críticas entre los grupos de la oposición. Y es que entre las novedades, destaca la prohibición del uso de electrodomésticos por la noche. Prohibición que choca con la nueva tarifa de la luz, en vigor desde el 1 de junio y que establece que por la noche, a partir de las doce, y hasta las ocho de la mañana, es cuando la electricidad es más barata. Concretamente, se establecen tres tramos horarios: punta (de 10 a 14 h y de 18 a 22 horas, cuando es más cara la electricidad), llano (de 08 a 10 h, de 14 a 18 h y de 22 a 24 h) y valle (de 24 a 08 h, cuando es más barata).
En sesión plenaria, la portavoz de Ciudadanos, Débora García, recordó que la ciudadanía, para ahorrar, «utilizará sus electrodomésticos cuando es más barato, por la noche, que es cuando no se puede hacer ruido; es necesario que no se les sancione por ello». También la CUP criticó que se pueda multar a quien quiere o se ve obligado a consumir luz de noche para ahorrar en la factura eléctrica. «En pleno conflicto por la nueva tarifa de la luz, con la que se llega al punto ridículo de proponer a la gente que ponga lavadoras durante la noche, en el pleno de Reus se aprueba una ordenanza reguladora de ruido que prohíbe el uso de electrodomésticos a partir de las 22 h», criticó también el concejal de la CUP, Édgar Fernández, vía redes sociales.
«Pero es que por la noche no se tienen que poner lavadoras», argumentan Ferran Morató y su pareja. Son vecinos de Reus y ante la prohibición que establece la nueva ordenanza municipal de ruidos de no usar electrodomésticos por la noche, «lo valoramos muy positivamente». «Por la noche, a partir de las 22 h, no se tienen que hacer ruidos. Nada de lavadoras, los televisores tendrían que estar a un volumen bajo para no molestar... Y se tendrían que vigilar más las terrazas de bares y restaurantes, porque se genera mucho ruido», subraya Ferran. En su caso, ponen las lavadoras por la mañana y no cambiarán el hábito. «Tampoco creo que la nueva tarifa se acabe notando tanto en la factura», añade.
Esta misma opinión es la que ha recogido el Diari preguntando a varios reusenses sobre este cambio en la ordenanza. Se coincide en que por la noche se tienen que reducir los decibelios, así que la regulación horaria de los electrodomésticos, prohibiendo su uso entre las 22 h y las ocho de la mañana, se ve con buenos ojos.
«Lo que no está bien es la nueva factura de la luz, que la electricidad sea más cara de día y que por la noche se abarate», comenta otro vecino, Josep Pàmies, que recuerda: «La gente tiene que descansar, y se tiene que velar para que esto se garantice... Hay quienes se levantan pronto para ir a trabajar y se tienen que respetar las horas de descanso». Así pues, Josep con lo que se muestra molesto es con la nueva factura de la luz, «porque esto es un enredo...».
En esta línea también se expresan Albert y su pareja, padres de dos hijas pequeñas. Comentan que ponen lavadoras en las horas punta, cuando la electricidad es más cara, «y no lo cambiaremos...». Son conscientes del ruido que hacen lavadoras, secadoras o lavavajillas, por lo que también valoran positivamente que se regularice el uso de electrodomésticos por la noche. Coinciden, por lo tanto, que si algo tiene que cambiar es la tarifa eléctrica y no la ordenanza municipal.
Por su parte, desde la Federació d’Associació de Veïns de Reus (FAVR), su presidente, Marcos Massó, admite que es una cuestión compleja. «¿Quién lo controlará y cómo?», refiriéndose al uso de electrodomésticos por la noche. Recuerda que, por ejemplo, el televisor a un volumen alto es también molesto «y no sé hasta qué punto la lavadora puede afectar al vecino». Así pues, considera que es una cuestión de convivencia en las comunidades de vecinos, «y supongo que si hay algún problema, en que la comunidad llegue a algún acuerdo, el tema no tendría que ir a más», sin necesidad de que Guàrdia Urbana intervenga ni que se tenga que multar a nadie.
«Mejorar la calidad de vida»
Como detalló el concejal de Recursos Humans i Medi Ambient, Daniel Rubio, en el pleno de la semana pasada, el objetivo de la nueva ordenanza de ruidos y vibraciones –de momento aprobada inicialmente– es «prevenir y corregir la contaminación acústica, mejorando la calidad de vida» y sustituirá el texto que actualmente está vigente, de 1999. Ha sido más de medio año de trabajo y que partía de estudios previos, como el mapa de ruidos de la ciudad y el plan de acción aprobados de forma definitiva en junio de 2019. En el mapa, por ejemplo, (elaborado con muestras tomadas entre 2013 y 2016) se ponía de manifiesto que en avenidas como Països Catalans, Castellvell o del Carrilet, entre otras, se superan los límites, llegando a 70 decibelios en el caso de la avenida de President Macià.
Entre los cambios destacados que supone la nueva ordenanza municipal de ruidos y vibraciones, destacan aspectos como que los valores límite de inmisión interior ya no dependen de la zona de sensibilidad acústica, sino del uso de los locales o dependencias. También aumenta el grado de exigencia de los objetivos de calidad acústica aplicables, principalmente para los nuevos desarrollos urbanísticos y en el interior de las edificaciones destinadas a usos sensibles al ruido, como residenciales, hospitalarios, educativos o culturales.