Whatsapp Diari de Tarragona
  • Para seguir toda la actualidad desde Tarragona, únete al Diari
    Secciones
    Canales
    Diari
    Comercial
    Nota Legal
    • Síguenos en:

    La población de palomas de Reus se redujo en un 6,4% el último año

    En 2022 se consumieron 281,58 kilos de pienso anticonceptivo. El centro, Mas Iglesias y Lledoners, zonas de concentración

    23 marzo 2023 20:36 | Actualizado a 24 marzo 2023 07:00
    Se lee en minutos
    Participa:
    Para guardar el artículo tienes que navegar logueado/a. Puedes iniciar sesión en este enlace.
    Comparte en:

    Antonio y Josefina suelen salir a tomar algo en las terrazas de la plaza Prim. «Si se queda alguna mesa vacía, enseguida vienen las palomas, picotean la comida que sobró y lo tiran todo», comenta ella, y explica que, «hoy, para sentarnos, hemos tenido que retirarlas». La escena es un clásico en el centro de Reus y en el de muchas ciudades. Y no solo afecta a los bares.

    Por eso, para controlar la proliferación de estas aves urbanas, en 2019 se instalaron dispensadores automáticos de pienso anticonceptivo en varios puntos del municipio. Cuatro años después, el Ayuntamiento aporta algunos datos de la eficacia del sistema: en el último control de la población de palomas, realizado entre enero y diciembre de 2022, la cantidad de avistamientos se redujo un 6,4%, según sostienen fuentes municipales.

    Siguiendo el razonamiento del consistorio, la disminución de los avistamientos debería corresponderse con una mengua de ejemplares. El consumo de pienso esterilizante alcanzó en 2022 los 281,58 kilos, tal como especifica el Ayuntamiento.

    Este no aporta, sin embargo, estadísticas del período restante de utilización de este mecanismo, ni la cifra absoluta de volumen de la colonia para contextualizar ese 6,4%, ya que «lo que se analizan son los avistamientos».

    El gobierno sí señala que «los resultados de los tratamientos» de este tipo se hacen visibles «a largo plazo y, de momento, no hay datos concluyentes sobre su efectividad, debido a la gran cantidad de variables que afectan a la población de palomas: climatología, alimentación, migraciones, etc». El contrato del servicio lo ha vuelto a licitar el Ayuntamiento para darle continuidad al pienso y a la «apuesta por el control ético», y se ha adjudicado por 31.399 euros. Esto se complementa con «capturas puntuales», tal como detallan las mismas fuentes.

    En detalle, la sustancia con la que se mezcla el pienso es nicarbacina. Los dispensadores operan en localizaciones en las que el Ayuntamiento identificó alta densidad de estas aves. Cada uno de ellos alimenta a un centenar de palomas.

    En concreto, según se anunció en 2019, estos comederos están en la parte superior del palacio consistorial, el antiguo hospital, la Estació Enològica, La Palma, la sede de Aigües de Reus y un edificio público de la calle Balmes. Aunque el producto no tiene efectos sobre la salud humana, se colocó en partes altas.

    Tal como informó en aquel entonces el Ayuntamiento, el pienso «reduce la fertilidad mediante la esterilización» de modo que «se limita considerablemente la aportación de nuevos individuos» y «la alta mortalidad propia de la especie hace que disminuya la población».

    «Llegan y ya oímos cristales»

    Desde el Cafè Flaqué, con terraza en la plaza Prim, explican que «tratamos de recoger rápido y que no quede comida en las mesas; eso es lo que podemos hacer para que no acudan las palomas». En la plaza hay un carro donde dejar las bandejas y hay personas que las depositan allí para que estén más cubiertas.

    La dinámica es similar en el Mercadal. «Cuando hay copas de cristal, pedimos a los clientes que avisen al irse porque, si no, seguro que nos quedamos sin vasos», señalan desde el establecimiento Saitama Cafè, donde «hay algunos que nos devuelven la bandeja al acabar para que esto no pase». Y explican que «las palomas tiran platos y cucharas, rompen todo. Si las terrazas están llenas, llegan y pronto empiezan a oírse cristales».

    Igual que en Prim, allí «intentamos salir al momento siempre que se levanta una mesa», aunque «hay algunos días de mucha afluencia en que esto se complica». En la cafetería, cuentan una anécdota: «El otro día entró una mujer pidiéndonos que le pusiéramos otro dónut porque el suyo se lo había llevado una paloma». «Nos entran incluso dentro del local», añaden.

    Y en el Batticuore, donde también se afanan en limpiar las mesas tras las consumiciones, apuntan que «vamos todo lo rápido que podemos ir, pero las palomas cada día nos rompen algo».

    El presidente de la Associació d’Empresaris d’Hostaleria (AEH) en Reus, Víctor Perales, constata que «el de las palomas es un problema, sobre todo porque aún hay gente que las sigue alimentando». Dar de comer a animales en la vía pública, especialmente a aves salvajes, supone una infracción leve de la ordenanza de civismo que puede acarrear sanciones de hasta 600 euros.

    Perales tienen en cuenta que «el Ayuntamiento tiene presente esta cuestión y hace cosas para resolverla, pero es complicado». Propone, «tal vez, incrementar la cantidad de dispensadores de pienso anticonceptivo para que abarquen más», aunque es consciente de que «la erradicación es difícil». «De todas formas», añade, la percepción es que «la situación no es tan grave ahora como hace unos años».

    Según el mapa de la población de palomas que el Ayuntamiento emplea en la licitación del servicio de control, hay tres grandes zonas de acumulación de estas aves en Reus. Son una gran zona integrada por el Mercat Central, el barrio Ample y el Carme que se extiende hacia Sant Jordi, la Sardana y Mare Molas; otra entre la Pastoreta y Mas Abelló que entra de lleno en Mas Iglesias y su parque; y una última, de menores dimensiones, alrededor de Lledoners y prácticamente llegando a Montserrat.

    Preguntado al respecto, el presidente de la Federació d’Associacions de Veïns de Reus (FAVR), Marcos Massó, opina que «el principal inconveniente que comportan las palomas es que hacen daño a la ciudad porque, con sus excrementos, generan suciedad que hay que limpiar y cuesta un dinero, y dañan el patrimonio».

    «Todavía hay gente que, de buena fe, les da de comer pese a que está prohibido», precisa, y dice que «en los bares, uno está tomando algo y se le echan encima de la mesa, y tiran las copas». Por eso, «lo que el Ayuntamiento haga para contenerlas será positivo», aunque «ese 6,4% genera dudas porque pienso que debe ser algo complicado de contabilizar».

    Comentarios
    Multimedia Diari