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    «Llamé a todas las farmacias y solo quedaban dos cajas de las pastillas que necesito a diario»

    Susana Infantes y Loli Galeote, dos vecinas de Reus, narran su periplo por las faltas de suministro de algunos medicamentos. Los farmacéuticos lidian con las dificultades y hallan salidas: «La gran mayoría de casos no se quedan sin medicación aunque tengan que mirar en varios sitios»

    01 marzo 2023 20:24 | Actualizado a 02 marzo 2023 07:00
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    «Hace algunas semanas fui, como siempre, a la farmacia a buscar mi medicación, y me la dieron. Todo normal. Al cabo de un par de días empecé a ver quejas de personas de otras ciudades que no encontraban las pastillas. Mi primera reacción fue ‘yo las he comprado, aquí las hay’. Pero me quedé pensando, pregunté en la farmacia y me dijeron que ya se les habían agotado y que consultaban a otra, y tampoco tenían».

    Así empezó el particular periplo de Susana Infantes, vecina de Sol i Vista diagnosticada de la enfermedad de Addison, un trastorno poco común por el que debe tomar tratamiento a diario. «Dije ‘¿esto irá para largo?’ Y no lo sabían porque el medicamento lo habían encargado hace tiempo y seguían a la espera de recibirlo», asegura.

    Infantes lleva años con el fármaco Astonin, desde que tuvieron que extirparle las glándulas suprarrenales. Está «en un grupo de la Asociación Nacional de Addison y Otras Enfermedades Endocrinas» y fue allí donde «vi que avisaban de que estaba pasando esto». El miedo a verse sin la medicación la llevó a «ir llamando a todas las farmacias de Reus» y, a base de recorrer la ciudad, logró hacer acopio: «Solamente encontré una caja de las pastillas en una farmacia y otra caja en otra, las que quedaban», explica.

    Ahora, «tengo para unos 80 días, pero me preocupa que la situación no se resuelva porque conozco a gente que incluso va visitando las farmacias de pueblo por si allí hay menos ventas y dan con el Astonin. Necesito las pastillas para vivir», expresa. «En todos los sitios a los que llamé por el medicamento», detalla, «me decían que trabajaban con varios laboratorios pero que no les llegaban» y «por los comentarios que he oído, parece que tienen que pedirlo al extranjero».

    La mujer confía en que, si la falta de suministro puntual se mantuviese, «me darán las pastillas de alguna manera» porque «dejar de tomarlas implicaría que no me podría mover y acabaría con una crisis de Addison y, si pierdo el conocimiento, puedo terminar en coma». «Me dijeron que si no había forma tenía que ir al médico para encontrar una solución», señala.

    En principio, no debería haber motivos para pensar en eso. Con datos del Consejo General de Colegios Farmacéuticos, nueve de cada diez veces el farmacéutico puede sustituir el medicamento por una alternativa igual, aunque Infantes sostiene que «para este no existe un reemplazo». El mismo Consejo cifra en un 150% el aumento de problemas de existencias de algunas medicinas que se registró en 2022.

    «Llevamos seis meses buscando»

    En similar tesitura se ve Loli Galeote, vecina del barrio Fortuny y que cuenta que «estoy desesperada, ya no sé qué hacer». Ella busca medicación para su hijo Óscar. «Tiene hidrocefalia y epilepsia y toma cinco pastillas de Depakine Crono cada día, pero ya no las encontramos en las farmacias», relata.

    Óscar, de 43 años, padece epilepsia desde los pocos meses y nunca había sufrido un contratiempo así. «De pronto, el Depakine empezó a faltar y le ofrecieron un genérico, que era lo mismo así que estaba bien. Pero, últimamente, ese tampoco lo hay, nos dicen que no lo reciben y llevamos ya más de seis meses yendo de farmacia en farmacia tratando de comprarlo y que no se nos agote», apunta Galeote, y admite que «lo estamos pasando muy mal y no vemos el final».

    En estas circunstancias, a Óscar, «desde las farmacias normales lo mandan, como último recurso, a la del hospital, y allí sí que le dan las pastillas pero para un plazo muy corto, quizá para cubrir dos días, y debe estar volviendo continuamente». Galeote lamenta que «no sabemos a dónde recurrir, el médico nos dirige a la farmacia y en la farmacia no tienen la medicación». «Tengo miedo porque ya sé que, si no se la toma, le dará un ataque de epilepsia y nadie quiere eso», expresa.

    Tània Piqué, vicepresidenta del Col·legi Oficial de Farmacèutics de Tarragona, aporta contexto. Las faltas de suministro representan «una cuestión global y un problema que, en general, viene de hace tiempo», explica, y detalla que «hay picos con unos medicamentos en un momento y con otros en otro; ocurre que cuesta encontrarlos».

    Piqué lanza un mensaje tranquilizador: «No es que no estén en ningún sitio ni que no haya manera de obtenerlos, sino que, a nivel puntual, hay mucha dificultad para dar con ellos. Pero la gran mayoría de casos no se quedan sin medicación aunque tengan que mirar en varias farmacias».

    Los farmacéuticos son quienes reciben cara a cara a estos pacientes que se las ven y se las desean para hacerse con el tratamiento que necesitan. «Nos preocupa mucho e intentamos ponerle remedio, substituir o adaptar los medicamentos con la autorización del médico», destaca Piqué.

    Comunicación entre las farmacias

    En este sentido, la vicepresidenta del Col·legi precisa que «los laboratorios informan de que hacen una distribución controlada». Y «procuramos tener un canal entre las farmacias de la zona para comunicarnos, saber quién tiene una medicación y dirigir allí al paciente; y también hay el Farmahelp, que es a nivel nacional».

    Incluso «está la opción de que el médico cambie la medicación al paciente por otra de la misma familia, si lo considera». Piqué subraya que «el ánimo es el de buscar soluciones a un problema que es global, miramos por el paciente pese a que nos suponga un tiempo» y afirma en que «normalmente la medicación se consigue».

    Si aun así nada sirviese, todavía hay otros recursos. «Por ejemplo, si hay alguno que falta, se puede pedir a través del hospital de referencia a otros países», comenta Piqué, que aclara que para recurrir a este mecanismo «debe haber una notificación expresa de Salut conforme se ha abierto esa vía hacia el extranjero».

    Fuentes del Hospital Sant Joan de Reus consultadas sobre si esta cuestión ha repercutido en su farmacia respondieron que «ante un problema de desabastecimiento, el Hospital pone todos los medios a su alcance para que el paciente no se quede sin medicación».

    Las faltas de suministro «son multifactoriales» e inciden en ellas «desde temas de transporte, los precios o la Covid hasta guerras, igual que con otros productos» y, «pese a todo, somos bastante rápidos encontrando una solución», indica Piqué.

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