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    Los efectos de la peatonalización, debate pendiente en Reus

    Varios proyectos urbanísticos han modificado la circulación y el movimiento de la vía en los últimos años, afectando a los pocos negocios de esta

    24 septiembre 2022 20:00 | Actualizado a 25 septiembre 2022 07:00
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    Una calle en cuesta que cuenta dos historias muy diferentes en cada una de sus aceras: el pasado, lo que ya cesó su vida «profesional» frente a la modernidad del presente y el futuro que construyen los residentes y negocios que levantan su persiana cada día.

    El Colmado Giner, encarado con un centro de empresas y oficinas, es la excepción en la parte «apagada», pues «ilumina» la entrada al pasaje de Salvador Seguí i Rubinat. Porque esta vía, la de Salvador Espriu, no solo une el Raval de Santa Anna con la calle de la Amargura, también conecta con la calle de Llovera. Se trata de una zona céntrica, pero tranquila, sin la masificación de vías principales.

    En ella, además del parking Simonet, perviven negocios inmobiliarios y de decoración del hogar y un pub. También, conviven edificios de nueva construcción de hasta tres alturas y fachadas originales, de piedra y ladrillo, con muestras de arte urbano.

    Diferentes especies de árboles se alternan ocupando la calle junto a algunas jardineras y una extensa zona de aparcamiento para motos. A su vez, puede presumir de «tener» la modernista Casa Vilella -esquinera con el Raval-, lo que supone un atractivo para el turismo.

    Ello beneficia a los pocos comercios que «funcionan» en la calle Salvador Espriu. Por ejemplo, el Colmado Giner, que se trasladó a este nuevo local en 2008 y cuyos actuales propietarios regentan desde hace diez años.

    Sus inicios fueron en la plaza del Mercadal en 1945, donde vendían víveres de todo tipo, después pasó al Raval de Jesús, y, como afirma su dueña, Núria Queralt, «el paso más importante fue cuando se ubicó aquí y se especializó en productos más gourmet con la irrupción de los supermercados».

    Nuevos hábitos de consumo

    Además de productos selectos, el colmado fomenta el comercio de proximidad y, según cuenta Queralt, «tienen una clientela fantástica» gracias, en parte, a los nuevos hábitos de consumo de la población, pues les han beneficiado. «La gente joven cada vez es más foodie, más cocinitas y aprecian los productos de calidad», explica.

    Aquellos que buscan una alimentación más sana y natural acuden al Colmado Giner, los supermercados no son una gran competencia porque sus clientes priorizan otros aspectos. Y, aunque también sirven desayunos y catering a domicilio, la mayoría se acercan hasta la calle de Salvador Espriu buscando la cercanía y las recomendaciones de Núria, Abel y sus trabajadores.

    «No tenemos clientela de barrio, como somos una tienda única, viene gente de todas partes de Catalunya», cuentan. También muchos turistas buscan sus productos, extranjeros y aquellos con segunda residencia en la costa.

    Esta fidelidad compensa que en la vía no circule excesiva cantidad de gente. Desde el comercio señalan que por las mañanas está lleno, pero a última hora queda desierta. «El problema es que en esta acera no hay ningún otro local», evidencia Núria Queralt.

    «La gente viene de propio, muchos la conocen como la calle del Giner», apuntan en el colmado. Sin embargo, los puntos positivos compiten con un entorno que recientemente ha sufrido importantes modificaciones urbanísticas.

    La próxima peatonalización

    Primero, era de un solo sentido de circulación, pero con la peatonalización del Raval de Santa Anna, únicamente se puede entrar y salir del parking subterráneo. Esto impide que los proveedores descarguen sus mercancías y que los clientes puedan recoger sus pedidos sin pagar estacionamiento para sus vehículos. Es más, «si alguien no es de aquí, es difícil explicarle cómo llegar en coche», añade la tendera.

    Aun así, aceptan que la peatonalización es inevitable en cualquier calle céntrica, como se prevé que se pavimente y acondicione la calle Salvador Espriu en la segunda fase del proyecto de movilidad para el arrabal.

    Por ello, en el Colmado Giner concluyen que «todo lo que haga que pase gente será positivo, necesitan visibilidad» porque «cuesta mucho ganarse la vida y sin comercios las ciudades se mueren».

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