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    Tiendas con solera sobreviven sin web a pesar del auge de la compra ‘online’

    Los comerciantes creen que disponer de una página depende del producto, implica «tiempo y dinero» sin garantías

    06 octubre 2022 13:17 | Actualizado a 07 octubre 2022 07:00
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    Negocios con años de trayectoria en la ciudad sobreviven aún hoy sin página web, a pesar del auge de las plataformas de venta online. Los emprendedores al frente de estos establecimientos cuentan que la solera en forma de recomendaciones ha sido la «mejor publicidad» y opinan que tener al día una web supondría una «inversión de dinero y tiempo sin garantías» y no saben «si repercutiría en las ventas».

    El tipo de producto que ofrecen determina, por otro lado, «si es necesaria una página web de venta virtual o no» y cada tienda analiza cuáles son los canales que le convienen más. La presidenta de La Unió de Botiguers, Meritxell Barberà, informa que tienen al tanto a sus asociados de las ayudas para la digitalización de negocios, pero afirma que hay negocios que por su naturaleza (u otras razones) no precisan de web. «El 70% ha hallado una forma de comunicarse, pero tal vez un 20% aproximado no tiene web, nos encontramos con este caso con tiendas pequeñas, por ejemplo, las redes sociales o WhatsApp son suficientes», comenta Barberà.

    «La aparición de páginas web de compra virtual nos han afectado mucho, como a todo el mundo, y hay clientes que utilizan las tiendas físicas como informadoras y probadores, para después comprar más barato por internet», expone la propietaria de Esports Armobal, Montserrat Aran. El negocio familiar que tiene asegurada su continuidad generacional suma «36 años de trayectoria» y la comerciante destaca que lo importante de la venta física es el asesoramiento del vendedor, que «dedica tiempo al cliente». La propietaria expresa que a pesar de que han seguido adelante sin página web, «no nos cerramos la puerta a tener una en un futuro, tal vez en un tiempo nos lo planteemos», observa un cambio en los hábito de consumo y estar presente en la red se convierte en algo apremiante. «Antes de dar el paso, eso sí, querríamos ver qué posibilidades tenemos», dice. Aran recuerda que cuentan con el apoyo de comercio asociado a una entidad comercial: «También da cierta visibilidad pertenecer a El Tomb, tiene un directorio en su web que nos hace visibles, a modo de escaparate». Se pusieron las pilas, además, al hacerse un perfil de empresa gratuito a través de Google.

    La especialización

    La Ganiveteria i Perfumeria Cavallé, abierta desde el 1924 en Raval de Robuster, es otro de los establecimientos del casco antiguo que no tiene página web. Ya desde hace unos años, además, su propietaria, Lourdes Cavallé, expuso que no tendría relevo generacional. «Dentro de un par de años cerraré», recordó ayer al Diari. De la tercera generación al frente del negocio familiar, Cavallé expresa que, al tener que cerrar, ya no se plantea crear una web. «Si siguiera y tuviera a alguien que continuara con el negocio, supongo que algo tendría que hacer, pero hasta el momento, la gente que ha necesitado cuchillos o rellenar un frasco de colonia a granel sabía que aquí podía hacerlo, nos conocen de toda la vida», declara. La vendedora hace un repaso de las tiendas especializadas en cuchillos: «Ya quedamos pocas».

    La perfumería es otro de los frentes del negocio «que con el tiempo ha cambiado, ahora hay infinidad de perfumerías y grandes superficies, competir es complicado y tienes que tener las marcas que el resto no tiene». Por suerte, aún cuenta con clientes de toda la vida que «siguen usando fragancias que vendemos aquí». La forma de trabajar, de relacionarse con los proveedores y asesorar a los clientes, ha cambiado y Cavallé se ha reformulado. «Hay trámites que tienes que hacer por correo electrónico cuando antes recibías las visitas presencialmente, eso ha dejado de hacerse, todo se hace a distancia, es frío», apunta.

    Desde Amill Llenceria comentan, por su parte, que tener página web en la que comprar las prendas que tienen a la venta en tienda implicaría tener «exceso de stock, algo que habría que vigilar, si no se acabara vendiendo, aunque habría que tener por si lo solicitaran». En la tienda han dado vueltas a la idea: «De momento, la clientela no tiene esa necesidad y tratándose de ropa interior, creemos que lo que las clientas quieren es probarse la prenda en tienda y comprarla directamente». El asesoramiento cara a cara es, comentan, «lo que más valora de nosotros».

    Las vendedoras de Amill Llenceria manifiestan que lo único que ofrece una página web es inmediatez, «nosotros tocamos muchas marcas según la demanda de la clientela, encargamos pedidos, sin stock de más». En Amill Llenceria, aun así, sí que se han atrevido con las redes sociales: están presentes en Facebook e Instagram. «Creemos que, especialmente, la segunda se adapta más a nosotros, es como un escaparate o revista donde mostramos lo que podemos tener y puede interesar, pero sin tener que subir a la red todas las prendas», comentan.

    El apunte sostenible: menos plásticos y más paciencia

    La propietaria de la Cuchilleria i Perfumeria Cavallé, Lourdes Cavallé, explica que aún tienen clientes que rellenan sus frascos de fragancias a granel en la tienda, algo que «ya no se hace», apunta. Y es que las grandes superficies «no abogan por reutilizar el recipiente de una colonia».

    Cavallé expresa que los cuchillos que le llegan a la tienda están protegidos, en su mayoría, por envoltorios de plásticos. «Nos piden que reduzcamos su consumo y que reciclemos, pero se sigue produciendo muchísimo», sostiene mientras muestra un surtido de cuchillos, todos a la venta con su plástico. «Con este material, incluso, ocupan más espacio», apunta.

    Por su parte, desde el comercio Amill Llenceria, ubicado en la calle de Monterols, cuentan que con la generalización de la compra virtual se ha creado «la necesidad de tenerlo todo al instante; antes, por una prenda o cualquier otro tipo de producto podíamos esperar unos días y no ocurría nada».

    La paciencia, cuentan desde la tienda de lencería reusense, es algo que «se ha perdido», observan. «En nuestro caso, la clientela vuelve por aquí porque ha quedado contenta con la atención y la calidad del producto a lo largo de los años, si tiene que esperar, sabe qué producto le vendrá, porque se lo ha probado y sabe que es lo que andaba buscando», añaden.

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