El hobby de Alfonso Hernández, un albañil de profesión ya jubilado, es poco común. Su pasión es construir sus propios aviones. Y lo lleva haciendo desde el año 1982 sin prácticamente descanso.
No en vano, ya ha confeccionado siete avionetas que ha hecho por encargo o que ha terminado vendiendo. La última, que ha bautizado con el nombre de Seven, ha hecho recientemente su vuelo inaugural.
Una nueva hazaña que Alfonso califica como muy positiva. «El primer vuelo siempre tienes dudas y muchos nervios. Pero cuando el avión a despegar y todo funciona la sensación es muy satisfactoria», explica orgulloso de su nueva creación.
En este último caso, Seven es una avioneta RV-7SL en la que ha invertido dos años trabajando una media de seis horas diarias en el parking que tiene en su casa de Cambrils. Una vez realizado el primer vuelo desde el Aeroclub de Reus, y ya con toda la documentación en regla, Alfonso ya piensa en retos más importantes.
Uno de los que lleva dándole vueltas últimamente es el de emprender un viaje con Seven a los Estados Unidos recorriendo, primero, distintos países de Europa. Una aventura que llevaría a cabo junto a su hijo, amante de los aviones y que también sabe pilotar avionetas.
Años de dedicación
La relación de Alfonso con la construcción de aviones empezó, precisamente, tras finalizar un viaje por Estados Unidos en 1982. Allí presenció un gran festival de constructores amateurs en el que se exponían 11.000 avionetas. Y de él regresó con todas las piezas necesarias para construir su primer ‘hijo’ desde el motor hasta las alas.
En aquella primera experiencia dedicó unos cuatro años. Durante todo estos años, explica, todo el proceso ha cambiado muchísimo pero también ha aprendido de campos como la ingeniería o la mecánica. Además, todas las horas de dedicación le han valido también para ganar premios a nivel europeo de constructores amateurs.