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Crónica social de Sílvia Taulés: La prensa rosa pierde su gran oportunidad, cuando pasó de contar a juzgar

Ha sido el año de las mujeres del corazón, de Bárbara Rey a Mar Flores e Isabel Preysler, todas vilipendiadas con un discurso machista que no distingue historias

Isabel Preysler, mujer juzgada sin piedad ni empatía por parte de la prensa del corazón este 2025.

Isabel Preysler, mujer juzgada sin piedad ni empatía por parte de la prensa del corazón este 2025.DIARI

Sílvia Taulés
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Empezamos 2025 con una entrevista a Bárbara Rey un viernes de máxima audiencia y lo terminamos con otra a Carlo Costanzia en el mismo formato televisivo. Dos entrevistas, dos momentos distintos, pero una misma conclusión: la prensa rosa ha perdido una gran oportunidad. Los cronistas del colorín seguimos sin saber muy bien qué hacer con una mujer cuando deja de encajar en un relato cómodo. O todo, o nada, sin grises, cuando la vida es precisamente eso.

En 2025 se ha intentado vender la idea de que el trato a la mujer ha cambiado. Que somos más conscientes, más cuidadosos, más feministas. Pero basta revisar algunos casos para comprobar que el cambio es superficial. Seguimos moviéndonos entre dos extremos peligrosos: atacar a la mujer por todo lo que hace o defenderla solo por ser mujer. El caso de Bárbara Rey es paradigmático. En su entrevista se la sometió a una presión que rozó la sospecha sobre su propio relato. Se puso en duda el maltrato que sufrió, como si su exposición, su carácter o las portadas que protagonizó pudieran explicar la violencia. Planteamientos así son irresponsables y evidencian que aún no entendemos algo básico: nadie provoca el maltrato salvo el maltratador. 

En el extremo opuesto está el tratamiento dado a Mar Flores tras la publicación de su biografía. Ella ha reconocido comportamientos que chocan con el discurso feminista, ha hablado de sus errores y ha tratado de redimirse. Si ella misma admite que se equivocó mucho ¿por qué los periodistas tienen que salvarla? Mientras Bárbara Rey es atacada por ser amante de Juan Carlos I, Mar Flores es alabada por serlo de Fernández Tapias. Ambas fueron víctimas del machismo más feroz y eso no es defendible. Se nos olvida y volvemos al discurso machista, acosador, cosificador. 

Bárbara Rey.

Bárbara Rey.DIARI

Criticar no es despiezar. Contar no es castigar. Algo así ocurre con Isabel Preysler. Hay quien defiende a Mar Flores y, al mismo tiempo, ataca a Preysler por haberse relacionado con hombres ricos. El criterio cambia según el personaje, no según los hechos. Si esa ha sido su decisión vital, no somos jueces. La prensa rosa está para relatar trayectorias, no para dictar sentencia ni entender elecciones ajenas. Si nos relajamos y somos justos, si no juzgamos y nos ceñimos a contar, si pudiéramos vernos desde fuera…

La prensa rosa  está para relatar trayectorias, no para dictar sentencia

Porque llegamos al cierre del año con Carlo Costanzia y el debate generado a su alrededor. De nuevo, mujeres enfrentadas entre sí, atacándose para defender o criticar a un hombre, una familia o una causa. La pregunta es inevitable: ¿desde cuándo el feminismo consiste en elegir bando y disparar? ¿No es profundamente machista exigir a una mujer que se posicione de una manera concreta para ser considerada correcta?

Mar Flores.

Mar Flores.DIARI

La prensa rosa ha cruzado una línea peligrosa este año: convertirse en juez. Decidir quién es una buena mujer y quién no. Quién merece comprensión y quién castigo. Quién encaja en el relato y quién debe ser demolida. Y somos muchas las mujeres que jugamos este papel. Estaría bien recordar que nuestro trabajo no es absolver ni condenar. Es contar las luces y las sombras de los personajes. Y que el lector decida.

Si de verdad queremos un mundo más justo, las mujeres, seamos del sector que seamos, no podemos atacarnos entre nosotras ni victimizarnos de forma permanente. Y como periodistas, no podemos permitir que el juicio sustituya al relato. Porque cuando el periodismo deja de contar y empieza a juzgar, deja de informar.

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