Máquinas de coser que obran pequeños milagros en TGN

Solidaridad. Comenzaron cosiendo gorros y mascarillas para regalar a personas con cáncer, pero su labor dio un giro con la pandemia

29 marzo 2021 18:20 | Actualizado a 30 marzo 2021 11:11
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Paula Taneva, Mariví Montoya y Antonia Rodríguez son tres amigas aficionadas a la costura que en verano de 2019 pensaron que, si las agujas y los hilos les relajaban y les daban tantas satisfacciones, estaría bien poder compartir un poco de esa alegría con otros.

Todo comenzó, recuerda Mariví, cuando les pidieron ayuda para confeccionar unas faldas para un grupo de sardanas de su pueblo, Constantí. «Eran las primeras que hacíamos, pero nosotras somos de las que tiramos para adelante con todo... Además, gustaron y nos quedaron bien».

La idea de compartir los frutos de su afición con otros enseguida les entusiasmó, así que, con las telas más bonitas que tenían se pusieron a confeccionar gorros, mascarillas (todavía no había llegado el coronavirus), fundas para la colostomía y manguitos para tapar el vendaje con el que se fija el catéter a los pacientes con cáncer. Los primeros los donaron al Hospital Maternoinfantil Sant Joan de Déu de Barcelona, donde los recibieron con entusiasmo.

Ahora, por las circunstancias que impone la situación sanitaria, no pueden llevar sus creaciones en persona a los hospitales, pero siguen entregando sus confecciones, de manera altruista, a Afanoc (Associació de Familiars i Amics de Nens Oncològics de Catalunya) y la Lliga contra el Cáncer.

Decidieron bautizarse como ‘Mujeres Resset’ por la reacción de los pacientes a quienes llevaban sus creaciones y las sonrisas que conseguían sacarles y que, por un momento, conseguían hacerles ‘reiniciar’.

Máquinas que echan humo

Pero cuando llegó el confinamiento todo cambió drásticamente y comenzaron a fabricar, en exclusiva, las imprescindibles mascarillas. Llegaron a cortar más de 5.000. Las cosieron en sus casas junto con la red de voluntarias que se formó rápidamente en Tarragona y Constantí. Se pasaban horas cosiendo, de lunes a domingo, sin parar. Las máquinas de coser echaban humo.

Las primeras mascarillas fueron para los sanitarios en momentos en que escaseaban. Las entregaron en el Joan XXIII, Santa Tecla y el Hospital de El Vendrell.

Las siguientes fueron para los trabajadores esenciales. Entregaron para la policía local, conductores de autobuses, trabajadores de la limpieza, personal de los supermercados... También comenzaron a colaborar con entidades sociales como Cáritas, que a su vez las entregaban a familias con dificultades para poder hacerse con las mascarillas que desde ese momento se convirtieron en artículos de primera necesidad.

En medio de esa actividad frenética se tejió una red de solidaridad insospechada. Los de la verdulería, por ejemplo, mientras llevaban los pedidos a domicilio corrían la voz de que se necesitaban telas. Aparecieron donaciones de telas por todas partes, también de tela especial para hacer mascarillas para los sanitarios.

Se corre la voz

La voz se corrió y comenzaron a recibir pedidos de todas partes. Cuando reabrieron las escuelas les llamaron de un colegio de Girona para pedirles mascarillas para algunos alumnos que habían detectado que sus familias tenían dificultades. Hasta allí las mandaron; para los niños y sus profesores. La lista de entidades con las que han colaborado es larga e incluye a la asociación Down Tarragona, la Asociación Estela o el Institut Pere Mata, entre otros.

Su labor las hizo merecedoras del premio Tulcis al mérito social que entrega el Ayuntamiento de Constantí en 2019 y el año pasado, gracias a su labor durante la pandemia, se volvieron a hacer acreedoras del mismo premio.

Afortunadamente ya no hacen falta mascarillas para los sanitarios, pero ellas siguen elaborando gorros para médicos y enfermeras que les siguen regalando y que ellos siguen agradeciendo. «Tenemos un nuevo diseño», cuentan.

Algunas de las mascarillas que hacen se pueden adquirir por cinco euros, que se usan íntegramente para comprar más telas homologadas y materiales para seguir colaborando con las entidades que solicitan su ayuda. También los clientes de la tienda Mercamoda, que les ha apoyado mucho, pueden hacer aportaciones en telas para seguir con la rueda solidaria.

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