Miquel Marcé: «Que digan lo que quieran sobre mí, pero que quede para la historia»

Dalí de Valls. Se acaba de convertir en el protagonista de su propia película en ‘De Dalí a Miquel’

17 abril 2021 18:40 | Actualizado a 18 abril 2021 05:10
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‘Incombustible’ sería una buena palabra para definirle. A sus 77 años, Miquel Marcé no se separa del personaje en el cual está metido desde hace 30 años. Hace tres décadas vio un destello de luz que, según relata, supuso la reencarnación de Salvador Dalí en él. Ese día y, sin saber por qué, se perfiló el bigote y la gente comenzó a decirle que tenía un gran parecido con el artista. También empezó a pintar. Desde entonces es conocido como el Dalí de Valls.

Años atrás era frecuente verle por la calle de la Cort, gesticulando como el pintor, vestido como él y atrayendo las miradas de los transeúntes. Ahora, su actividad social se ha vuelto más tímida y se limita a dos días a la semana, cuando sale a pasear y a desayunar a la plaza de l’Oli de Valls. Aun así, la capa, la barretina, el bastón, el bigote y los coloridos anillos siguen intactos al paso del tiempo y no los descuida cuando sale de casa.

«Llevo una vida tranquila», asegura, «me gusta la soledad para seguir creando y no pienso en el futuro, sólo en pintar, descansar y seguir haciendo espectáculo, aunque con calma, que no me puedo cansar mucho», explica. Este espíritu inquieto le ha llevado a protagonizar su propia película, ‘De Dalí a Miquel’, un film de Carles Cubos, Pep Roig y Jordi Sans que se ha gestado durante los últimos seis años a base de entrevistas y recuerdos y que se puede ver actualmente en los cines de Valls.

La película despoja al personaje de sus extravagantes ropas para dejar al descubierto a Miquel Marcé, la persona que hay detrás del Dalí de Valls, hablando de sus padres, de su origen humilde, de su matrimonio, su separación o de su hijo. «La gente me dice que las películas sobre la vida de alguien se hacen cuando uno muere y a mí me han hecho un homenaje en vida, es un éxito, ¡como los de Hollywood!», exclama.

Aun así, él ya está acostumbrado a ser el foco de atención. Años atrás se ha paseado por los platós de televisión defendiendo su historia. «Que digan lo que quieran sobre mí, pero que quede para la historia», expresa.

La película también aborda temas como la muerte, del que Marcé no tiene reparo en hablar. «Tienen miedo de que me muera porque Valls se quedará vacío», dice. Ahora vive de su pensión de jubilado, pero asegura que jamás se jubilará de ser el Dalí de Valls. «Lo seré hasta la tumba y me gustaría que me enterrasen al lado de Gala», manifiesta. También se permite la licencia de decir que tiene alguna cosa de Luis Mariano, cantante al que admira e imita. «Cuando no fumaba llegaba al falsete; los años no perdonan, ahora no puedo subir tan arriba», confiesa. «Los médicos me tienen vigilado desde que tuve un ictus, ya no me trago el humo ahora», aclara.

Muchos le han catalogado como alguien que ha vivido del cuento. «La gente no sabe lo que he trabajado; he sido camarero y voluntario del ejército en África durante cinco años», relata, donde «gané el primer premio de un concurso de canto, por cierto», recalca.

«No imaginaba esta vida»

Aunque los que le conocen aseguran que de niño ya tenía una vena artística, «no podía imaginar que tendría esta vida, me veía de camarero y trabajando la tierra, con mis padres», expresa. Algunos de sus mejores recuerdos los sitúa en Tarragona, en el bar Coimbra o en el bar Boada.

Salvador Dalí estuvo en Valls en los años setenta, pero Marcè no estaba en la ciudad y no coincidieron. «Ya no me acuerdo de Miquel Marcé», confiesa. «Llevo todos estos años intentando demostrar que soy Dalí y si le hubiese conocido en persona sé que él habría estado contento», concluye. En los últimos años ha estado escribiendo sus memorias y presentimientos para convertir estos pensamientos en un futuro libro.

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