Laura González González es una enfermera sevillana de 23 años que solo lleva dos semanas poniendo vacunas contra el coronavirus, y hace pocas horas vio con "emoción" que entre las 200 personas a las que tenía que atender ese día estaba su abuelo, de 89 años, que está "como un pincel" y se levanta a diario a las 6.30.
"Como me duela te enteras", le advirtió Isidoro González a su nieta, a la que al principio no reconoció por la mascarilla de seguridad y a la que aseguró que era la "mejor" persona que podía vacunarle.
La enfermera, que ha sido contratada por el Servicio Andaluz de Salud para esta campaña de vacunación, ha explicado que tras varios meses sin poder acercarse a su abuelo por la pandemia de coronavirus sintió "emoción" de estar tan cerca de él y ser la que le pusiera la primera dosis de la vacuna.
Sin embargo, no pudo demorarse mucho tiempo en el proceso, al que también asistió su madre, y tuvo que ser "rápido porque hay mucha gente esperando", le dijo.
El hombre, que vive solo y sigue atento al negocio de transporte de camiones que creó, mostró su satisfacción por el hecho de que su nieta fuera la que permitiera, con la vacuna, "ver la luz al final del túnel".
Tras las fotos de rigor, que se han remitido a todos los familiares, la enfermera volvió a su faena diaria en el centro de salud de Mairena del Aljarafe (Sevilla), donde ha coincidido con varios ancianos que conoció de pequeña.
"Estamos en el punto final de esta pandemia", le dijo el abuelo a su nieta tras reconocerle que, finalmente, no le había dolido la inyección y regresar a su pequeño huerto, que creó al principio del confinamiento y con el que surte de pimientos y tomates a toda la familia.
La enfermera, por su parte, se congratula de poder participar en un proceso de vacunación que en Andalucía ha permitido inocular hasta ahora 507.334 dosis, que la inmensa mayoría acepta de forma "muy agradecida porque tienen muchas ganas de recibirla, salvo algunos, que vienen por obligación", precisa.