Los diez hombres y la mujer, de entre 21 y 42 años, que fueron arrestados el pasado miércoles 24 de abril por tráfico de marihuana en la demarcación de Tarragona han ingresado en prisión por orden del juzgado de instrucción de Tortosa, según fuentes cercanas al caso.
Los Mossos d’Esquadra decomisaron 3.000 plantas de marihuana, 17 kilos de cogollos y material para el cultivo en la operación que culminó con once personas detenidas en siete registros simultáneos en Deltebre, Camarles, L’Ametlla de Mar, el Perelló y Salou.
Se investiga a los arrestados por los supuestos delitos de tráfico de drogas, defraudación del fluido eléctrico y pertenencia a grupo criminal. El caso arrancó a raíz de una investigación relacionada con un robo con fuerza en el Baix Ebre en diciembre. Entonces, los Mossos registraron e intervinieron tres kilos de cogollos de marihuana en un domicilio del Perelló.
Durante los meses que ha durado la investigación, los Mossos pudieron contrastar que el grupo criminal investigado por cultivar y comercializar marihuana utilizaba varios inmuebles situados principalmente en municipios de las Terres de l’Ebre y viajaban a menudo hasta el Tarragonès donde residían algunos miembros del grupo, entre ellos sus líderes.
Durante las investigaciones, los agentes pudieron ubicar hasta tres inmuebles en L’Ametlla de Mar, Camarles y Deltebre, donde el grupo había puesto en marcha plantaciones interiores de marihuana. Según el cuerpo policial, se trataba de infraestructuras altamente profesionalizadas para conseguir el máximo de cosechas al año, y estaban conectadas fraudulentamente a la red eléctrica.
Según la policía, este hecho apunta hacia un cambio de tendencia en el cultivo de marihuana en la zona. Mientras que hasta hace unos años se utilizaban naves industriales o agrícolas para instalar grandes plantaciones, este grupo buscaba inmuebles de alquiler donde instalar cultivos más pequeñas, pero en un mayor número de ubicaciones. Así, si una resultaba desmantelada, las pérdidas económicas eran menores, porque continuarían con la producción del resto.
Los investigadores pudieron identificar a los integrantes del grupo criminal y determinar el rol que desempeñaban dentro del entramado criminal. En el escalafón más alto, los encargados de la financiación de las plantaciones que también supervisaban su funcionamiento. Por debajo, tenían personas dedicadas a la logística, miembros que se encargaban del transporte, de los contratos de alquiler y la puesta en marcha de las plantaciones y, en el último nivel, a las personas que hacían de jardineros.
