Es en los pequeños detalles donde se reconoce el temperamento, y hoy a mediodía el conseller d’Esports de la Generalitat de Catalunya, Berni Álvarez, ha dado muestra de ello. Primero, llevando unas gafas especiales que solo le dejaban ver un 10 %, y luego con un antifaz que le impedía completamente la visión, no ha dejado de intentarlo hasta que ha conseguido encestar desde la línea de tiros libres.
La experiencia tenía lugar en el pabellón de El Serrallo, en el marco de la Setmana del Grup Social ONCE en Tarragona. Cada año, la entidad diseña actividades en las que la ciudadanía puede ponerse en la piel de una persona con discapacidad. El año pasado, por ejemplo, invitaron al alcalde y a tres exalcaldes de la ciudad a una comida a ciegas.
Álvarez se ha prestado encantado a la idea de hacer tiros a ciegas con la ayuda de Laura Blanco, técnica de rehabilitación de la ONCE, quien le indicaba, con el bastón, dónde se encontraba el aro para que se orientara por el sonido.

Pero la prueba más dura ha llegado después. El siguiente reto ha consistido en hacer un partidillo en silla de ruedas con exjugadores del CBT y con jugadores del Club Esportiu Costa Daurada.
Aquí la cosa se ha complicado. Tanto a los exjugadores del CBT como al conseller les ha resultado casi imposible conseguir la velocidad de quienes juegan habitualmente en silla de ruedas. «Tiene una dificultad muy grande, tienes que entrenar mucho. Ellos realmente son atletas. Tienen un físico, el tronco superior, espectacular», ha reconocido Álvarez. Han jugado de tú a tú.
Abdulaye, uno de los jugadores en silla de ruedas que le ha plantado cara, ha reconocido sonriente, no obstante, que «cuando lo ves armado (a Álvarez) para tirar, ves que tiene muñeca, que tiene tiro y que no hay nada que hacer».
Álvarez ha acabado con la camisa empapada y se ha puesto la chaqueta para disimular ante los periodistas de la televisión. Ha destacado que el deporte paralímpico ha demostrado en París cómo suscita cada vez más interés, a la par que ha apuntado que «estamos trabajando con el Plan Catalán del Deporte Adaptado. Creo que aquí hay mucho margen de mejora. Es evidente que también la colaboración público-privada tiene que ayudar a encontrar vías para que las federaciones tengan más recursos»., reconocía.
La presidenta del CBT, Núria Grados, ha entregado una camiseta con el dorsal 11 y el nombre ONCE a Josep Vilaseca, director de la ONCE en Tarragona.
Acabada la pachanga, la ilusión seguía. Abdul, de trece años, el más joven sobre la pista, ha contado que lleva apenas un año jugando con el equipo de silla de ruedas y está feliz: «el equipo me apoya y me motiva mucho a esforzarme cada día para ser mejor». En el club hay jugadores de diferentes edades. Abdulaye, por ejemplo, tiene 44 años y ha explicado que el baloncesto forma parte de su vida, y que cuando está de vacaciones lo echa mucho de menos. Durante el partidillo, ha acabado en algún momento volcando en la silla de ruedas. Después del susto inicial, verlo reincorporarse ha sido toda una metáfora de lo que significa no rendirse.