Tarragona

Aumentan un 50% las familias que acuden al comedor social

El año pasado Taula Amiga entregó alimentos frescos a 234 familias para cocinar en casa

Los alimentos se reparten en bolsas blancas o en los propios carritos de los usuarios. Así no se conoce su origen.

Los alimentos se reparten en bolsas blancas o en los propios carritos de los usuarios. Así no se conoce su origen.FOTO: pere ferré

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Es apenas un detalle discreto, pero para las familias que lo reciben es muy significativo. Todos los alimentos que se reparten a los usuarios que acuden al comedor social Taula Amiga de la calle Cervantes salen de allí en una bolsa blanca, sin logotipos, o en el propio carrito de la compra de la familia. Se hace así porque el resto de familiares, sobre todo los niños, no tienen por qué saber el origen de los alimentos, explican los organizadores.

En esas bolsas y carritos van, sobre todo, alimentos frescos como carne, pescado, fruta, verdura, leche y productos de panadería, para atender las necesidades de familias catalanas y extranjeras, muchas con hijos a cargo, con pocos o nulos ingresos. Poder llevar los alimentos a casa y cocinarlos a su gusto no sólo les ayuda a preservar su dignidad, sino que también implica un ahorro porque así se administran mejor.

El reparto de alimentos frescos es una de las funciones que hace el comedor, gestionado por la fundación Formació i Treball. El año pasado atendieron a 60 familias semanales (234 familias distintas a lo largo del año). La cifra significa un aumento del 50% respecto al 2016, cuando se atendía a 40 familias. Y, recuerdan, el proyecto empezó hace dos años con 4 familias.

Se trata de toda una evolución en la filosofía del comedor que ya lleva cuatro años funcionando y que en un principio atendía, sobre todo, a personas sin hogar derivadas por servicios sociales y que ahora incorpora también a estas familias en situación de vulnerabilidad.

Marc Badía, responsable de Taula Amiga, apunta que hay usuarios que acuden al comedor por primera vez en su vida y otros que son derivados en momentos específicos. «Tenemos algún caso en que han pasado un momento puntual de necesidad y que después han encontrado trabajo y prescindido de la ayuda alimentaria», explica.

Con este reparto la intención es, sobre todo, ofrecer una ayuda menos asistencialista (es el usuario quien cocina) y mantener la dignidad de las personas. «Esta mecánica intenta dignificar el servicio y facilitar al usuario un proceso que no resulta fácil como es el de necesitar recurrir a un comedor social», apunta.

70.000 raciones al año

En conjunto, entre el programa de las familias y el comedor social, el año pasado Taula Amiga repartió 70.000 raciones de alimentos. De ellas, 18.000 fueron menús elaborados y servidos en el propio comedor en el espacio de beneficencia y 52.000 en el programa de alimentos para familias.

El comedor como tal, que funciona en el local de una antigua pizzeria, también sufrió toda una transformación el año pasado para mostrar una apariencia lo más parecida posible a un restaurante. Desde entonces cuentan con mesas de cuatro personas y servicio de cocineros y camareros uniformados que dan un servicio como el que se daría en restaurante.

El comedor recibe la subvención económica del Ayuntamiento de Tarragona y cuenta con el soporte y coordinación del Institut Municipal de Serveis Socials.

Comunidad implicada

Además del apoyo institucional, el aumento en el número de raciones repartidas el año pasado fue posible gracias a la colaboración de diferentes empresas, entidades y personas a título particular.

Entre los colaboradores del proyecto se encuentran el Banc d’Aliments, el Mercat Central de Tarragona, Mercadona, Consum, el AMPA del Serrallo y muchos otros que hacen donaciones semanales o de manera puntual. Por ejemplo, el año pasado recibieron una donación de 3 congeladores y 2 neveras de una empresa de climatización, lo que les permite gestionar mejor las reservas de alimentos frescos.

Además, el comedor está dentro del Programa de Entrega Social, que cuenta con el apoyo del Departament de Benestar Social de la Generalitat, que les entrega una partida presupuestaria para comprar alimentos frescos.

Explican los responsables que, a nivel particular, cada vez más vecinos se acercan a preguntar cómo colaborar. El único requisito es que las donaciones de comida sean de productos envasados para asegurar las condiciones alimentarias e higiénico sanitarias adecuadas. Un ejemplo de los alimentos que hacen falta son los cartones de leche, botes de lentejas y botellas de aceite.

Generación de empleo

Además de cubrir las necesidades de usuarios individuales y familias que se encuentran en una situación vulnerable, el proyecto del comedor también ha servido para dar empleo a personas que se encontraban en riesgo de exclusión social y que son quienes llevan la gestión del comedor.

La labor de los trabajadores es apoyada por los voluntarios, que no han parado de aumentar desde la fundación del comedor. En total el año pasado colaboraron aquí 30 personas.

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