150 años. Ecce Homo: en busca del misterio ‘perfecto’

Hasta seis pasos diferentes ha tenido la Germandat: desde 1804 en que se cambió la imagen original de la Sang hasta 1994 en que Emili Solé esculpió el actual

29 marzo 2018 12:56 | Actualizado a 31 marzo 2018 13:37
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Un íntimo a la vez que multitudinario Via Crucis al Loreto. La Banda de Timbals i Sacs de Gemecs. La inagotable voluntad de encontrar un misterio que ligase elegancia y ligereza. La unión de diversas familias que han convertido a la cofradía en un símbolo del ‘todo queda en casa’. Son los elementos distintivos del Ecce Homo, que cumple siglo y medio de existencia. El 28 de junio de 1868 unos vecinos de la calle Cós del Bou fundaron la «Pía Hermandad del Santo Ecce-Homo». Su objetivo inicial era instaurar una sociedad de socorro mutuo, más que crear una entidad religiosa.

Para celebrar sus 150 años, la Germandat ha editado un recortable, diseñado por el portante del paso y presidente del Col·legi Oficial de Farmacèutics de Tarragona, Joaquim Nolla. 

El misterio actual es el sexto en la historia de la Germandat. En 1804, una figura esculpida por Gurri sustituyó al Ecce Homo de la Sang. En 1918, J. Rius fue el responsable de un nuevo grupo escultórico. Este paso fue quemado el 21 de julio de 1936.

En 1941, Rafael Cases diseñó el tercer paso del Ecce-Homo, pero sólo salió al año siguiente «por su falta de estética». El 17 de abril de 1946, fue bendecido un cuarto misterio: el de Carles Moya.

Doce años más tarde, en 1958, la Junta Directiva encarga un nuevo misterio al padre capuchino Josep Maria de Vera. En 1994, en coincidencia con los actos de celebración del 125 aniversario de la entidad, se bendijo el sexto y último paso en el Loreto.

Precisamente el acto más propio y emotivo de la Germandat es el Via Crucis del jueves por la noche desde el Camp de Mart al santuario. Al secretario de la cofradía, Pere Ramon Armesto, se le iluminan los ojos cuando describe cómo decenas de personas recorren en un silencio total los cerca de tres kilómetros que separan los puntos de salida y destino. 

En el Via Crucis del Ecce Homo no hay espectadores estáticos, se enorgullece Armesto, sino que todos acompañan al Cristo, una imagen que pueden llevar a espaldas cualquiera de los participantes, eso sí bajo la atenta mirada de los portantes de la Germandat. En cada estación, pueden cargar el Cristo ocho personas. Es decir, 112 hombres y mujeres se convierten en improvisados portantes. El grupo de ocho es exclusivamente femenino en la última estación del Via Crucis, en la que se accede al santuario. 

Como en otras cofradías, el momento más trágico fue la Guerra Civil en que se quemó su patrimonio. También a finales de los años 70 la Setmana Santa tarraconense en general sufrió un duro declive hasta el punto de que el Ecce Homo cedió su paso al Nostre Pare Jesús de la Passió porque los primeros no tenían congregantes que saliesen el Viernes Santo. 

La Germandat ha previsto dos actos conmemorativos del 150 aniversario, de momento sin fecha definida: un concierto de la Banda de Timbals i Sacs de Gemecs en la Sagrada Familia y una actuación conjunta con la Banda Unió Musical de Tarragona.

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