La última subasta de armas de la Guardia Civil
Ley. La comandancia de Tarragona ha expuesto esta semana 1.100 armas, con más de 350 visitantes. Un cambio en la legislación acaba con el tradicional concurso

Imagen de un fusil de asalto CETME.
Esta semana ha tenido lugar en la comandancia de Tarragona la exposición de las 1.100 escopetas, rifles y pistolas que han formado parte de la última subasta de armas de la Guardia Civil. Se trata de todas aquellas que el cuerpo de seguridad guardaba en el depósito después de que a sus titulares les hubiera caducado el permiso. No habrá otra. Un cambio en el reglamento de armas ha acabado con estos concursos y en adelante habrá una sola subasta que organizará la Jefatura de Armas y Explosivos de armas antiguas, históricas y artísticas y a la que únicamente accederán profesionales.
De las más de 1.000 armas expuestas durante esta semana, ha habido 794 escopetas, 34 rifles, 92 carabinas, 46 revólveres, 21 armas de avancarga, tres fusiles, dos armas anestésicas y otras de diferentes clases. Según la sargento primero Antonia Collado, jefa de la Intervención de Armas de la Guardia Civil, por la subasta han pasado una media de 70 personas cada día que han pujado por más de 300 armas, para algunas de las cuales ha habido varias apuestas.
Los precios han oscilado entre un euro y 4.000. «Se trata de armas que en su día quedaron depositadas porque al titular le caducó la licencia o porque éste falleció, y es el propietario quien establece el precio de salida», comentaba Collado, que añadía que «los interesados en adquirir estas armas son básicamente cazadores, aficionados al tiro deportivo y policías». La sargento primero explicaba que el lunes se abrirán los sobres para conocer los nuevos adjudicatarios de las armas y será a partir del día 21 cuando aquellas personas que quieran podrán recuperar la suya si no ha sido subastada. El resto serán destruidas.
Juan Antonio Chaparro, vecino de Torredembarra, era una de las personas que durante la mañana de ayer se acercó a la exposición en la comandancia para participar en la subasta de armas. «Estoy buscando una arma para el tiro al plato y si encuentro algo que es interesante pujaré por ello», señalaba Chaparro, que añadía que «cuando se viene a una subasta de estas se busca un buen precio, es decir, armas más económicas que incluso en el mercado de segunda mano». Con todo, explicaba que «estoy buscando una escopeta de tiro pero básicamente las que hay son de caza», y destacaba que «hay muchas que se acabarán destruyendo y es una pena porque algunas forman parte de la historia de la industria armamentística española».
Otro de los interesados en hacerse con una arma era Jacint Alfanjarín, vecino de Mont-roig del Camp. «Hace años me robaron unas escopetas y aunque me han dicho que aquí no pueden estar estoy buscando alguna igual», explicaba Alfajarín, que de hecho ya había pujado por una que tenía el precio de salida en los 100 euros. «Pondré 150 euros, a ver si tengo suerte y me la llevo», decía.
Finalmente, Pablo Bort, agente de los Mossos d’Esquadra y aficionado a las armas, explicaba que se había acercado a participar en la subasta por puro hobby. Llevaba una lista con cinco o seis armas apuntadas, y una de ellas era un CETME: «Esta la quiero por un tema de nostalgia, ya que es con la que hice la mili». Bort comentaba que «es la segunda subasta a la que vengo y es una pena que ya no hagan más. El acceso a las armas es cada vez más complicado y ya me parece bien».

Las armas subastadas suelen ser de personas a quienes les ha caducado la licencia o que han muerto.