Patrimonio de la Humanidad: 20 años que cambiaron Tarragona

La designación como Patrimonio de la Humanidad tiene luces y sombras. Sin embargo, consiguió situar la ciudad en el mapa y aún hay un largo camino por recorrer

28 noviembre 2020 18:08 | Actualizado a 29 noviembre 2020 12:05
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«Tarragona sería muy diferente sin estos veinte años de Patrimonio Mundial». Así lo defiende Maria Mercè Martorell, quien fue tenienta de alcaldía de Patrimoni Històric en el año 2000. Martorell formó parte de la delegación tarraconense que viajó a Australia para conocer de primera mano esta designación por parte de la Unesco. Un reconocimiento que, según ella misma indicó de vuelta a la ciudad, «no es el final de nada, sino el principio de todo». 

Veinte años de un punto de inflexión para la ciudad, que en cierto modo estos días estamos viviendo de nuevo. El patrimonio forma parte del día a día de los tarraconenses, que sufren y a la vez disfrutan de una trama urbana que ha tenido que hacer equilibrios para integrarse dentro del gran yacimiento que fue Tarraco. El Amfiteatre, las Muralles, el Circ o el Pont del Diable son tan solo algunas de las grandes construcciones que han permanecido de este pasado. Sin embargo, la huella de este legado es mucho más extensa. Maite Miró, jefa del Servei d’Arqueologia i Paleontologia de la Generalitat, aportaba en este sentido un dato muy relevante durante su participación en el Webinar del Cicle Tarraco, 20 anys Patrimoni de la Humanitat, que se celebró esta semana. «Lo que es visible de la ciudad de Tarraco es un 50% o un poquito menos». Tarraco sigue siendo en cierto modo desconocida. Y todo esto, a pesar de que en estos veinte años se han realizado cerca de 2.100 excavaciones arqueológicas, según indicó ella misma.

Conocer más

Seguir investigando y profundizando en el conocimiento de este pasado forma parte del largo camino por recorrer. Es uno de los aspectos sobre los que recaló el presidente de la Reial Societat Arqueològica Tarraconense, Joan- Vianney Maria Arbeloa, quien insistía en el «gran potencial» para seguir conociendo esta ciudad romana. Cada vez que los arqueólogos entran en un nuevo yacimiento se van encontrando nuevas evidencias y confirmaciones.

«La parte que es visible de la ciudad de Tarraco es un 50% o incluso un poquito menos»

Recientemente, en la calle Civaderia salieron a la luz los cimientos del antiguo Fòrum Provincial. También se halló en la zona del Teatre Romà un almacén portuario, que confirmaba el cambio de usos de este espacio a partir del siglo I, y aún falta por conocer si debajo de la plaza del Cardenal Arce Ochotorena se encuentra la fachada principal de un Amfiteatre, que sigue escondiendo muchos secretos.

Y, en este sentido, el presidente de la RSAT ponía de manifiesto dos consideraciones más a tener en cuenta. La primera, según indicó, es que «estaría bien programar un plan de actuaciones a largo plazo». Mientras que la segunda, estaba relacionada con la «armonización» de las intervenciones que se llevan a cabo. «Una persona, sin unos grandes conocimientos, debe poder entender que está contemplando las diferentes partes de un mismo monumento», decía. Seguramente este es uno de los grandes déficits que tiene aún la ciudad de Tarragona veinte años después de esta declaración universal: articular un relato en el que sus ciudadanos y visitantes puedan comprender en su totalidad este yacimiento vivo que empezó a construirse hace más de dos mil años. Sobre al respecto  habla el catedrático de Arqueologia Clàssica de la URV, Joaquín Ruiz de Arbulo, «el desafío más importante es que necesitamos que el patrimonio sea accesible y comprensible». 

Uno de los déficits más importantes es que no se ha conseguido articular un relato conjunto

Ruiz de Arbulo asegura que la valoración de esta trayectoria a efectos de número de visitantes y de repercusión del conocimiento del patrimonio a nivel mundial es positiva. Aunque también considera que hay cuestiones «mejorables». «No hemos sabido encontrar un punto en común entre las instituciones, que permita un intercambio de información», lamenta. Es el esperado consorcio con las administraciones competentes y las instituciones, que debe servir para establecer una hoja de ruta consensuada y que hasta ahora no se ha materializado. Sin embargo, el último pleno del Ayuntamiento acordó crear la Taula de Gestió del Patrimoni, un organismo que se prevé que se reúna por primera vez es diciembre. 

Principalmente, este organismo deberá abordar cuestiones como el mantenimiento y la conservación. Un tema sobre el que se ha hablado mucho en los últimos años, cuando se han registrado varios episodios de desprendimientos y que en septiembre del año pasado incluso obligaron a cerrar el Amfiteatre, a causa de los problemas «estructurales». «En cuanto a la conservación de los monumentos, esta podría ser muy mejorable. Podríamos decir que estamos en un 50%, mientras que si tenemos en cuenta la representación y lo que significa vivir en una ciudad histórica la nota es de diez», añade Ruiz de Arbulo.

«El desafío más importante es que el patrimonio sea accesible y comprensible»

Más mantenimiento

La falta de recursos durante los últimos años es una evidencia. El patrimonio siempre ha sido víctima de las estrecheces presupuestarias de las administraciones. En este sentido, Ayuntamiento y Generalitat acordaron el 19 de diciembre del año pasado la creación de una bolsa –en la que cada administración aportará 100.000 euros durante cuatro años– para hacer frente a esta cuestión. Esta semana el concejal de Patrimoni, Hermán Pinedo, apuntaba que esta será una de las prioridades del Ejecutivo en un contexto en el que se han dejado atrás las obras «faraónicas», como la intervención en las gradas del Circ de la Plaça Sedassos, que supusieron una inyección de 240.000 euros y que aún no están abiertas. Una actuación que Ruiz de Arbulo califica de «nefasta». Asimismo, este asegura que «en cuestiones de patrimonio siempre tendremos problemas de dinero». Pese a ello, también defiende que hay una vía interesante para explotar, de la que aún no se ha hecho suficiente uso. «Hay un interés por parte del sector privado e industrial para apoyar el patrimonio. Si lo gestionamos bien y hay ambición encontraremos esta financiación», decía. 

En la buena dirección

Hay un elemento sobre el que las diferentes voces opinan que se ha hecho un trabajo extraordinario. Es en la recreación histórica y este se explica gracias a Tarraco Viva, que nació hace veinte años, a raíz de la candidatura de Tarraco como Patrimonio de la Humanidad. Ruiz de Arbulo defiende que el certamen ha conseguido situarse en una zona «pionera» en cuanto a los festivales de estas características en Europa. «Mi consejo es que deberíamos darle más protagonismo», indicaba.

«El tratamiento de las diferentes intervenciones debería armonizarse y ser homogéneo»

El director del festival, Magí Seritjol, participó de el movimiento ciudadano que se generó en la ciudad hace más de veinte años. «Indiscutiblemente hemos vivido un antes y un después. Prueba de ello es que antes el patrimonio era algo de lo que se hablaba en ciertos sectores y ahora todo el mundo está convencido de que es un elemento de identidad de la ciudad». El festival atrae cada año a miles de personas. «El turismo en Tarragona antes era residual, no tenía un papel fundamental en la economía, mientras que ahora podemos aportar un sello de calidad. La mayoría de la gente que viene a Tarragona lo hace por su patrimonio», indicaba.

Un aspecto sobre el que también habló Jordi Tresserras, consultor de la Unesco. «En 1993 la ciudad miraba de espaldas al turismo, ahora se ha transformado en un destino turístico», decía. Tresserras considera que la gestión en estos veinte años ha sido «compleja». Pese a ello, defendía que «esta celebración ha servido para poner encima de la mesa algunos aspectos grises y que avanzamos hacia un poco de luz». Y ponía en valor que se trabaje para conseguir un plan de gestión de cara a 2022.

Camino por recorrer

Tarragona es la única ciudad catalana Patrimonio de la Humanidad y no se ha explotado este distintivo. «Está claro que se ha producido un salto turístico, pero muy menor al esperado», indica el presidente de la Associació d’Hotelers de Tarragona, Xavier Jornet. Este se muestra crítico con la gestión de los monumentos. «Estamos a años luz de lo que se hace en otras ciudades porque no se ha querido profesionalizar nunca la gestión y esto no implica que se privatice, pero si que se aborde el precio de las entradas, el producto que ofrecemos o qué ve la gente que paga una entrada. Nos pensamos que las cosas van solas y se está perdiendo dinero», lamentaba.

Seritjol considera que «no hemos rascado ni la superficie» de lo que podría suponer esta etiqueta. Defiende que «se abre una nueva etapa de mirar hacia adelante». Y este nuevo impulso pasa por crear nuevas oportunidades, con oficios y profesiones vinculadas a la cultura y al patrimonio. «Hay empresas que han nacido de todo esto, pero hay que poder ampliarlo», indicaba. 

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