Escola Arrabassada de Tarragona: ¿De la pesadilla de su contrucción al viacrucis del nuevo barrio?

Las esperadas obras del nuevo barrio de la zona de Parcelas Iborra, entre la Ermita de la Salut y la Vall de l’Arrabassada, sufren el primer contratiempo justo antes de empezar. Las familias de la escuela de Llevant valoran presentar una denuncia a Fiscalía por el ruido y las vibraciones que, aseguran, sufrirán 134 alumnos de entre 3 y 5 años por las actuaciones de construcción de un nuevo vial que comportará la perforación de unos siete metros de roca a solo diez metros de las clases.

La Associació de Famílies d’Alumnes (AFA) pide que las intervenciones, largamente esperadas durante más de 30 años, se retrasen hasta el próximo mes de junio. Según el presidente de la AFA, Sergi Albarrán, de esta forma «se limitaría la afectación a los más pequeños» y, además, «el centro podrá tener tiempo de planificar un plan B para que las obras solo coincidan unas semanas con la actividad escolar y no los cuatro meses que está previsto». Las familias han iniciado una recogida de firmas en change.org –ayer por la tarde llevaban 310– y este próximo miércoles convocarán una rueda de prensa para exponer públicamente la situación.

136 nuevas viviendas

Actualmente, unas 27 familias viven en el sector de la Ermita de la Salut, que ahora se desarrollará mejorando su conexión con la Vall de l’Arrabassada mediante una nueva calle que pasará junto al centro educativo, al lado del patio de Educació Infantil y a pocos metros de la zona donde realizan sus clases los más pequeños de la escuela.

« Tomamos medidas para minimizar los problemas»

Nacho García,
Concejal de Territori

La operación urbanística dará pie a la construcción de 136 nuevas viviendas que, principalmente, se asentarán en la falda de la montaña. La inversión total casi alcanza los cuatro millones de euros, financiados casi en su totalidad por los residentes de la zona.

Las actuaciones supondrán la perforación de cinco metros de roca –fetge de gat, como la del no parking Jaume I que generó problemas en la Part Alta–, además de otro metro y medio para la adecuación de servicios, como el alcantarillado.

«No tiene ninguna lógica que se haga cuando hay más de un centenar de niños durante muchas horas a pocos metros, con ruido, vibraciones y polvo justo al lado del patio y de las aulas», lamenta Albarrán. «Las obras superarán, de largo, los 55 decibelios permitidos en el entorno de un centro escolar. Si empiezan, y siguen sin dialogar con nosotros, podríamos vernos obligados a llevar el caso a Fiscalía para que tome medidas. Ya nos hemos asesorado», añade el presidente de la AFA, quien reconoce que las familias ya se han planteado alternativas.

«Proponemos que las obras se inicien en junio para reducir la afectación»

Sergi Albarrán,
Presidente AFA L’Arrabassada

«Hemos estudiado si podemos volver a las antiguas instalaciones, pero no es posible porque ahora hay alumnos de Secundària. Algunas familias se plantean cambiar de centro ante una situación que afectará gravemente al desarrollo de las clases y el tiempo de ocio y descanso de los niños», recalca.

«Como en el Joan XXIII»

El concejal de Territori, Nacho García (PSC), convocó ayer una reunión con la empresa, la dirección de la obra y técnicos municipales para «intentar minimizar las afectaciones y la problemática» hacia el centro escolar.

Pese a la petición de la AFA, ayuntamiento y empresa descartan retrasar otro medio año el inicio de las intervenciones del nuevo barrio. «Empezarán de forma inmediata para aprovechar al máximo el periodo de Navidad», recalcó el edil. De hecho, este próximo martes ya se iniciarán las actuaciones previas de una intervención «largamente esperada durante cuarenta años y que se ha desbloqueado durante este mandato municipal», rebló el concejal, quien puso de manifiesto que la obra «técnicamente debe empezar por el vial» para poder desarrollarse correctamente.

«Los errores administrativos no pueden pagarlos las criaturas»

Jordi Collado,
Consell Comarcal Tarragonès

De momento, ayer se acordaron tres medidas para limitar los efectos de las obras. El primer punto es la instalación de mantas que sirvan para absorber parte del ruido y de la posible entrada de polvo. Asimismo, también se cambiará el sistema de trabajo para que la perforación de roca «no sea continua», sino que se usará una maquinaria que «limará la piedra», en una acción que «reducirá el sonido y las vibraciones» y que, como tercer ítem, «reducirá» los cuatro meses previstos de ejecución.

García no concretó si el cambio de maquinaria comportará un incremento de los costes, afirmando ante los periodistas que esta será una cuestión que, en todo caso, se tratará más adelante. García sí que defendió la compatibilidad entre obras y centro escolar, «de igual forma que se ha hecho con el nuevo Hospital Joan XXIII».

«Un parche»

Especialmente crítico se muestra el conseller comarcal de Educació, Jordi Collado (ECP), quien este pasado jueves envió una carta a ayuntamiento y Generalitat exigiendo que «se reprogramen los trabajos más agresivos y que se deje de tratar el patio como si fuera un solar cualquiera».

«Cuatro meses perforando piedra con operarios pegados al patio de los más pequeños no son molestias inevitables: es una decisión política que condena a la escuela a convivir con ruido, polvo y vibraciones al lado de I3, I4 y I5», critica el político de la formación progresista.

«Ya pedimos que la roca se perforarse cuando se hizo la nueva escuela»

Josep Maria Bertran,
AVV Vall de l’Arrabassada

Collado considera que las medidas propuestas ayer por el gobierno municipal son «parches». «Se tapa una mala planificación. Si el proyecto inicial preveía empezar las obras en junio y el trámite de contratación se ha complicado, estos errores administrativos no los pueden pagar las criaturas», indica el representante comarcal, quien detalla que «hacer política es también plantar cara cuando una decisión pone por delante el calendario de una promotora antes que el derecho a una educación en condiciones dignas».

Fuentes del Departament d’Educació de la Generalitat se desmarcan de la polémica y se limitan a indicar que «se trata de un asunto del ayuntamiento».

Paralelamente, la Associació de Veïns de la Vall de l’Arrabassada recuerda que la entidad «ya reclamó en su momento que se perforase la roca cuando se hizo la nueva escuela, pero nadie nos hizo caso», según recuerda el presidente, Josep Maria Betran. Tras la pesadilla que comportó su construcción, la Escola L’Arrabassada teme ahora sufrir un viacrucis durante las obras del nuevo barrio de la Ermita de la Salut.