50 sospechosos de ‘matrimonio de conveniencia’ en Tarragona

Pueden ser condenadas a penas de prisión. Otros casos irregulares han sido tramitados por la vía administrativa y se enfrentan a multas que pueden llegar a los 100.000 euros

16 agosto 2019 07:30 | Actualizado a 23 septiembre 2019 15:59
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No sabe la colonia que usa su pareja, tampoco quien de los dos acostumbra a preparar el desayuno o la comida, o simplemente quien friega la casa. Son evidencias que aquellas dos personas no tienen ninguna relación afectiva y simplemente son una pareja o un matrimonio de conveniencia –una ciudadana extracomunitaria quiere conseguir la residencia y simula ante las autoridades que vive o está casada con un español–. Sólo el año pasado, la Policía Nacional de Tarragona envió al Juzgado a 50 personas como sospechosas de haber realizado esta práctica, que penalmente está castigada con pena de prisión. Pero no todos los casos siguen esta vía, otros van a la jurisdicción administrativa, donde la multa, en los casos muy graves, puede llegar a los 100.000 euros.

Los agentes adscritos a la Brigada Provincial de Extranjeria y Fronteras de Tarragona no investigan a todas las parejas de hecho o matrimonios que en los que uno de los miembros es comunitario y el otro de fuera de la Unión Europea. Sólo los asuntos que les llegan de la Subdelegación del Gobierno, de los Registros Civiles, Ayuntamientos e incluso tras recibir una denuncia anónima –algunas veces incluso de la expareja, aunque en casos puntuales–. Cada mes les suelen llegar entre cinco y diez casos, «la cifra es muy variable», señalan.

Cuando llega un caso es que el organismo pertinente ha visto algo raro y pide una investigación más exhaustiva. Y en realidad, comentan los dos inspectores que están al frente de los dos grupos de la Brigada de Extranjería, en el 80 por ciento de los asuntos se descubre que aquello era una farsa con el único objetivo de que el ciudadano extranjero consiga papeles para quedarse en España.

«No todos los casos que nos llegan son falsos», recalcan los inspectores. Y tienen diferentes sistemas de detectar el engaño. Por un lado está la entrevista. Un mismo agente realiza unas preguntas a uno de los miembros de la pareja y después efectúa la misma operación con el otro. «Son preguntas muy básicas y no siempre son las mismas», señalan. ¿Cuál es la comida favorita del otro? ¿Qué coche tiene? O ¿dónde se conocieron? Son cuestiones básicas que tendrían que conocer el uno del otro, «buscamos las cosas habituales de la convivencia». «No pretendemos que las respondan todas correctamente, pero sí una mayoría». Y es que muchas veces la entrevista no sirve porque «vienen dirigidos».

Pero los policías también hablan con amigos, el entorno familiar, vecinos e incluso miran las redes sociales. También, en algunos casos, se acude a los agregados policiales o consejeros de las embajadas españolas en los países de origen de los ciudadanos extranjeros que se quieren casar o unir en pareja. «En algunos casos hemos visto en las redes sociales a un miembro de la pareja muy arrimado a otra persona», señalan, «y dicha persona era la acompañante cuando la ‘pareja’ ha acudido a comisaría».

Si descubren que todo es un engaño, pueden proceder de dos formas. Si ven que ha sido una cosa de dos y que la situación no es «grave», llevan el caso a la Subdelegación del Gobierno, que abre un expediente sancionador. Éste puede terminar con una multa de entre 501 y 10.000 euros para los casos graves y de entre 10.001 y 100.000 para los muy grave.

Pero si los investigadores sospechan que detrás de aquella pareja o matrimonio de conveniencia está una estructura de una organización, los hechos son graves o ha habido falsedad documental, entonces el caso va por la vía penal. Los agentes se han encontrado en algunos casos que detrás de aquella pareja había una organización muy bien estructurada con ramificaciones europeas, que actúa en varios países. Por esta vía pueden haber varios delitos: estafa, favorecimiento de la inmigración, fraude a la Seguridad Social, etc.

El año pasado, medio centenar de personas fueron imputadas, que no significa cincuenta casos. En los últimos meses se han abierto seis investigaciones y ahora hay cuatro, que podrían terminar en el juzgado. Y sí, comentan, muchas supuestas parejas rompen a llorar cuando son descubiertas, «pero algunas lágrimas son de cocodrilo», sentencian.

Dos procedencias principales

Los ciudadanos extranjeros que suelen pasar por comisaría con una pareja española –o de otro país de la Unión Europea– tienen dos procedencias. Por un lado están los asiáticos, básicamente de India y Pakistán, que suelen ser hombres. Aquí hay redes más organizadas, que incluso actúan a nivel nacional.

También están los del continente americano. Se trata principalmente de hombres y mujeres de Cuba y República Dominicana, y en el caso de Sudamérica de Colombia y Ecuador. No hay prácticamente casos de ciudadanos africanos.

Los ciudadanos españoles que se avienen a ser pareja de convivencia, y que lo hacen por dinero, suelen recibir entre 600 y 1.500 euros. Pero no siempre hay detrás una cuestión monetaria. En algunas ocasiones se hace por amistad o por favores familiares.

En los casos que llegan a la comisaría hay gente de todas las edades, aunque predominan los de mediana edad, «hay pocos menores de 30 años». En algunas parejas hay una gran diferencia de edad entre los miembros de la pareja y ésta no es fraudulenta, aunque después sí se rompe.

En una ocasión se recibió en la comisaría de Policía la llamada de un hombre al que le habían ofrecido dinero, tanto a él como a su pareja, por simular estar con otra persona.

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